Mi primo Filarmonio recibió un dieciseisavo de la herencia de su bisabuela -por parte de madre- terca dama veterana de 102 años. Tan pronto lo notificaron de la herencia, el Filarmonio me llamó. Necesitaba con urgencia mi asesoría.
Puso tanto misterio para coordinar esa cita que yo resulté cabreado, hasta llegué a sospechar que mi primo me iba a confesar que él envenenó a la vicaria.
La misteriosa cita la realizamos en un antro de tres en conducta, alrededor de un par de chelas. El Filarmonio se limitó a pedirme consejo sobre en qué invertir el ínfimo capital que le quedó después que el gobierno le sacó los impuestos.
—Primo— me susurró, como si estuviéramos planeando un atraco, necesito un negocio muy rentable y discreto.
—Primo —le respondí en el mismo tono de conspirador. Hay un negocio que es una mina de oro... —Ahí me callé...
Al Filarmonio se le iluminaron sus ojitos y puso su mejor cara de inversionista en Wall Street.
— ¿Se trata de acciones? ¿Fondos mutuos? ¿Bonos? ¿Commodities?
—Ninguna de las anteriores. Piensa en algo más atractivo y rentable.
Como mi primo estaba que se herniaba por saber, le susurré al oído:
— ¡El negocio de la infidelidad!
Para que me creyera le relaté historias verdaderas sobre lo rentable que es el negocio de la infidelidad, y le descuarticé las siguientes cifras.
—Las estadísticas juran que el 60 % de los hombres y el 40 % de las mujeres, son infieles, y que todos están ávidos de oportunidades para ponerle los cuernos a su contraparte.
— ¿Dónde está el negocio?
— El potencial del negocio, es que ellas intentan competir con los hombres en todos los campos y el de la infidelidad no es la excepción.
— ¿Y el riesgo?
—Filarmonio, los negocios más rentables son los que tienen más riesgo, y la infidelidad es el deporte con más alto riesgo. Van dos ejemplos: por infiel, el famoso golfista Tiger Woods le tuvo que pagar a su mujer 110 millones de dólares, por el divorcio. Y por infiel, Michael Jordan, el famoso jugador de baloncesto, tuvo que pagar a su ex mujer, 168 millones de dólares.
—¿Y qué debo hacer?
—Sigue el ejemplo del señor Noel Biderman que en el 2001 creó una página de internet especializada en poner en contacto a personas casadas que querían ser infieles con la promesa de practicar este riesgoso deporte, con gran seguridad. El año pasado, Biderman se ganó $150 millones de dólares.
—¿Y este negocio es riesgoso?
—Un poquito. Unos hackers, que se hacen llamar "The Impact Team" acaban de publicar las identidades de los 37 millones de hombres y mujeres casados que son clientes de la página del señor Biderman.
—¿Y las consecuencias de esa publicación?
—Por ahora, miles de divorcios y dos suicidios.