Con la casa ardiendo en Oriente Medio y el mundo en vilo por la respuesta de Donald Trump a los ataques con drones a la mayor refinería del mundo en Arabia Saudita -el 14-S del petróleo-, el presidente de Estados Unidos contestó el miércoles con dos tuits. Habrá sanciones más fuertes para Irán y el nuevo consejero de Seguridad Nacional será Robert O´Brien. Trump pasaba así la página de la despedida de John Bolton, un “halcón” de amplia recordación en este continente por su libreta amarilla escrita de puño y letra “5.000 troops to Colombia”.
«Tengo el placer de anunciar que he elegido a Robert C. O’Brien, que hasta ahora ha servido con mucho éxito como enviado especial para la liberación de rehenes en el departamento de Estado, como nuestro nuevo consejero de Seguridad Nacional. He trabajo mucho y muy duro con Robert y va a hacer un trabajo tremendo», dijo Trump en Twitter. Días antes había dado a conocer los nombres de los cinco finalistas.
En Washington no hubo dudas. Mike Pompeo había sido el ganador en la batalla con Bolton, el ala más moderada se había anotado el triunfo. También había quedado claro que, tras las tormentas de Bolton, Trump busca ahora la calma en su equipo que se prepara para la campaña de reelección, según dice el Washington Post. En este sentido O'Brien parece ser la alternativa perfecta. Tiene buenas relaciones en el Departamento de Estado y en el Pentágono, su carácter amable marca un agudo contraste con la dureza de Bolton. “Se lleva bien con todo el mundo. Es el tipo más agradable del planeta”, aseguró al diario de Washington un alto funcionario.
Esa se ve como una carta a favor al asumir un cargo por el que han pasado tres consejeros en 31 meses. Mike Flynn cayó antes de posesionarse por sus contactos con funcionarios rusos, H. R. McMaster, no logró la empatía con el presidente por sus largas diatribas y, finalmente, Bolton, un “duro” de la era George Bush hijo, conservador tradicional, que nunca encajó en el enfoque heterodoxo de Trump, el presidente capaz de unir las palabras más incendiarias contra otros líderes, y extender la mano para las negociaciones más arriesgadas, como las dos cumbres con el líder norcoreano, Kim Jong-un.
O'Brien, californiano de nacimiento, es un hombre de Los Ángeles. Allí nació, allí recibió un B.A. en la Universidad de California y un J.D. en la Escuela de Leyes de Berkeley, allí fue cofundador del prestigioso bufete Larson O'Brien LLP, dedicado a la resolución de conflictos internacionales. Allí renunció a su fe católica y se hizo mormón a los 21 años. Ahora, en Washington le espera una agenda muy difícil. Su papel será clave en la “cuestión venezolana”, en el tema nuclear con Irán, en el conflicto árabe en Yemen -con su último campanazo del sábado-, en la guerra de Afganistán.
Se cree que en su designación Trump valoró su talento de negociador y la habilidad con la que le atribuyó sus propios éxitos. La megalomanía del presidente no se resiste a los halagos. La agencia EFE cuenta que Trump les dijo el martes a los periodistas que viajaban con él a California: “Robert O’Brien ha dicho: ‘Trump es el mejor negociador de la historia (para la liberación) de rehenes’. Y resulta que tiene razón”. Al día siguiente lo nombró.
Robert O ´Brien es para Donald Trump la calma tras la tormenta de John Bolton
Los logros de O'Brien como negociador de rehenes son conocidos y reconocidos. Entre ellos la liberación de Andrew Brunson, un pastor retenido en Turquía durante dos años, y Danny Bursh, un ingeniero de petróleos secuestrado en Yemen y rescatado en una operación desde los Emiratos Árabes Unidos. La última, y la que dio más puntos ante Trump, fueron las gestiones para librar de la cárcel al rapero A$AP Rocky este verano en Suecia.
El consejero recién nombrado tiene una gran experiencia en seguridad nacional y diplomacia, afianzada en su trabajo con las secretarias de Estado Condolezza Rice y Hillary Clinton, en la reforma de la justicia de Afganistán. George Bush hijo lo nombró representante de Estados Unidos en la Asamblea General de Naciones Unidas y ha asesorado en política exterior a Mitt Romney durante la postulación del 2012 y al senador Ted Cruz en el 2016. Suele escribir regularmente de ese tema y su pensamiento está compilado en un libro While America Slept” (Mientras Estados Unidos dormía), publicado en el 2016 durante la última campaña presidencial, en cuya contraportada están los elogios de Bolton y en el que le cae durísimo a la política exterior de Barack Obama. Admirador incondicional de Ronald Reagan, con él comparte su doctrina de “paz a través de la fuerza”, que defendió en su libro, explicitando la necesidad de que las fuerzas armadas estadounidenses muestren su fortaleza para amedrentar los rivales.
Eso es lo que se tiene en cuenta cuando muchos preguntan qué tan influenciado va a estar O'Brien por Pompeo. Mano dura ante Irán, posición inflexible ante las pretensiones chinas en el Pacífico. En Latinoamérica el punto crucial es Venezuela. Y si habrá algún cambio.
Bolton fue arquitecto del endurecimiento de la política de Washington hacia los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que denominó la "troika de la tiranía". Pero la permanencia de Maduro en el poder, con el apoyo de Rusia y China, y la dilatación de la crisis venezolana contribuyó a su desgaste. Trump llegó a quejarse en privado de que fue mal informado sobre lo fácil que sería sustituir a Maduro por el líder opositor Juan Guaidó.
Los analistas coinciden mayoritariamente en que no habrá mayores cambios. Ad portas de la campaña de reelección, los votos del poderoso estado de Florida pesan mucho en la estrategia de cualquier candidato. Trump tiene muy cerca la experiencia de las últimas elecciones.
"Si hay cambios en la política de Estados Unidos hacia Venezuela cuando sea nombrado un nuevo asesor de Seguridad Nacional en reemplazo de John Bolton no será para debilitarla", dijo el senador republicano por Florida Marco Rubio en su cuenta de Twitter, días antes de la elección de O´Brien y después de hablar sobre Venezuela con el presidente Donald Trump, según escribió.
De O'Brien lo que se tiene son dos tuits sobre su posición frente a Venezuela: en julio pasado se congració con las sanciones a los militares y exigió la liberación de los directivos de Citgo – la refinadora de Pdvsa en EE. UU.- encarcelados por el régimen de Maduro. Lo demás está por verse. Su cargo no necesita confirmación del Congreso y es clave para la gestión de las crisis geoestratégicas del mundo. Venezuela es una de ellas.
