Por estos días de pandemia removí la biblioteca y encontré con un libro que debí leer en mis años de secundaria, pues es la Ética para Amador de Fernando Savater. Hice una breve lectura porque de cierta manera me conectaba con las paredes verdes de la Normal Superior. Pues bien, ahora lo traigo a colación de una forma analógica para entender el contexto en el que nos encontramos inmersos como sociedad.
Savater de una forma retórica menciona Aristóteles planteando el siguiente ejemplo. Un barco lleva una importante carga de un puerto a otro. A medio trayecto, le sorprende una tremenda tempestad. Parece que la única forma de salvar el barco y a la tripulación es arrojar por la borda el cargamento, que además de importante es pesado. En ese contexto, el capitán del navío se plantea el siguiente problema: ¿debo tirar la mercancía o arriesgarme a capear el temporal con ella en la bodega, esperando a que el tiempo mejore y la nave resista?
Ahora volvamos a la realidad y a la tempestad por la que estamos pasando, a las discusiones infértiles sobre si sobreponer la economía o la vida. En definitiva, a debatir en medio de un naufragio global. En las últimas semanas hemos visto que unos se echan por la borda, otros se escampan (sin que sea del todo beneficioso) y algunos se aferran a la mercancía (que por cierto cada vez es menos). Es una sin salida. La pandemia no se apiada de nadie. Por más que el capitán ordene timonazos en dirección a un rumbo y los vientos soplen en contra, la embarcación no tendrá una ruta del todo trazada, añadiendo que unos cuantos se van en falso.
Con eso en mente, aquel capitán, según Savater, se planteaba la idea de la funcionalidad: desechar una parte de peso con mercancía y otra con los más débiles de la tripulación. La decisión alivianaba la embarcación y a la vez hacía posible llegar a salvo con los más saludables. A pesar de que suena indignante eso de negociar con vidas humanas, en la actualidad pasa. De hecho, se puede comparar con las lógicas irracionales del republicano Dan Patrick, vicegobernador de Texas, justificando las acciones de productividad economica bajo el sacrificio de los adultos mayores. Este hombre textualmente dijo: "los abuelos deberían sacrificarse por EE. UU". ¿Será esta una realidad?, ¿echar por la borda a los supuestamente débiles?, ¿decirles a nuestros abuelos "viviste los suficiente y ya no aportas nada al desarrollo económico de la nación"?, ¿afirmarles que son una carga?
Todos queremos llegar a tierra con vida y con el fruto de nuestro trabajo en las manos, pues el futuro es incierto y la tempestad no da tregua. No obstante, tengámoslo por seguro, la embarcación no se sumergirá; por lo pronto solo será un naufragio en la pandemia, en el que seguiremos perdiendo partes y tripulantes.
