Hablar de Luis Delfín Insuasty Rodríguez amerita una gran responsabilidad, puesto que la figura tan alta en la cual se constituye, por su amplio legado para nuestro país y el mundo, es de gran significancia para muchas generaciones que se beneficiaron con su apuesta pedagógica y aporte a la educación. El doctor Luis Delfín Insuasty Rodríguez sembró una semilla en tiempos de mucha fertilidad, y quienes recogen y saborean los frutos maduros son las juventudes que se favorecieron con sus sabias enseñanzas.
Siendo de origen humilde, nacido en el municipio nariñense de Yacuanquer, se desempeñó como educador en todos los niveles de la educación y cursó estudios en varias universidades obteniendo los máximos títulos y los mayores honores. Supo interpretar las necesidades y el contexto del momento en Latinoamérica. La década del sesenta vivía una gran convulsión motivada por los movimientos que se suscitaron en todo el continente oponiéndose a la intervención de los Estados Unidos en la Guerra del Vietnam, y que, por supuesto, el sentimiento antiyanqui salía a relucir a flor de piel.
Pero también, se vivía un gran fervor que motivaba al fortalecimiento de las ideologías izquierdistas y la creación de grupos insurgentes armados en la mayoría de países del continente a raíz del triunfo de la Revolución Cubana, con Fidel Castro a la cabeza; lo que haría que se geste una gran inestabilidad continental. Y es el tiempo propicio para que el muy querido y carismático presidente de los Estados Unidos de América, John Fitzgerald Kennedy, un exmilitar que adquirió fama por su hazaña castrense, formulara el plan Alianza para el Progreso, un programa de ayuda económica y social que entre sus componentes más importantes están la educación y la vivienda. Con este plan, Kennedy buscaba contrarrestar la influencia cubana y mitigar la crisis económica de Latinoamérica, caldo de cultivo para la insurgencia.
Interpretando las condiciones de esta década convulsionada, el doctor Luis Delfín Insuasty Rodríguez formula un plan de educación al presidente Carlos Lleras Restrepo y su ministro de educación, Octavio Arismendi. Es el proyecto más revolucionario para la época, atendiendo las necesidades de darle oportunidades laborales a la población colombiana, con una capacitación idónea que le permita a los jóvenes desempeñarse en la vida laboral y también tener la opción de continuar con estudios superiores.
Gestó la filosofía del sistema Inem (Instituto Nacional de Educación Media Diversificada) mediante decreto 1162 de 1969, unos institutos que se crearían en las ciudades capitales de departamento con una infraestructura agradable y una metodología que impulsaría un modelo novedoso para ese tiempo como la coeducación, en la cual el educando interactuaba con sus pares para obtener sus propias conclusiones luego de debates y empleo del método científico. En este caso el docente actuaba como orientador, mas no como el que dictaba la clase magistral.
Otro de los elementos que introduce el doctor Insuasty es la autonomía en el aprendizaje, en los cuales es el educando es el que se apropia de los saberes que le son más útiles para su vida, haciendo una pedagogía pragmática. Lo novedoso de los de los Inem era que el estudiante tenía que actuar con gran responsabilidad porque las clases no se hacían en el mismo salón, sino que tenía que cambiar, para ello había aulas y talleres especializados con una magnífica dotación, importada desde los Estados Unidos y con una aulas iluminadas y ventiladas que hacían mucho más agradable recibir las clases.
Se crearon 21 institutos en el país con una acogida excepcional y con unos resultados que se vieron en el fomento del empleo y el emprendimiento. Es común ver a los egresados del Inem que montaron sus talleres de electricidad o tecnomecánica; profesionales de las finanzas o en la agroindustria o como profesionales en cuanta área del saber se ofrece en las universidades. El Inem de Pasto se inicia en 1970 con su oferta académica en las ramas de Industrial con tecnomecánica y electricidad; Promoción social con la modalidad de comunidad; comercio con contabilidad y secretariado; agropecuaria con zootecnia y agrícola y Académico con Ciencias y Humanidades. Con el tiempo estos enfoques se fueron modificando.
Con la reforma educativa de la Ley 715 los Inem fueron condenados a desaparecer y a convertirse en un colegio más al territorializarse la educación y cargarle la responsabilidad a las gobernaciones y los municipios. Los docentes exclusivos de los Inem fueron desapareciendo y el presupuesto para mantener las especialidades desapareció, junto con ello se perdieron las plazas de trabajo en la granja y también su producción agrícola y pecuaria. Subsisten unas máquinas obsoletas que ya no prestan ningún oficio ni beneficio.
Al doctor Luis Delfín Insuasty Rodríguez también se le reconoce el mérito alcanzado en la proyección de planes educativos como el de Cafam, los Centros de Desarrollo Rural, CDR; los Centros Auxiliares de Servicios Docentes, Casd; entre otros. Entre 1973 y 1986 se desempeña como asesor de la Unesco en París. Su prestigio lo lleva recorrer países de los cinco continentes en su interés por mostrar las bondades de sus investigaciones en el campo educativo. Indudablemente, el doctor Luis Delfín es el nariñense que más lejos ha llegado no solo en recorrer el mundo, sino en su visión científica y pedagógica: un buen día salió de su natal Yacuanquer, un municipio en las estribaciones de la cordillera de Los Andes, en el sur de Colombia, a conquistar el mundo, y sus enseñanzas fueron muy bien acogidas.
Esos alcances obtenidos con la creación de los Inem en Colombia, en una época convulsionada, hicieron un importante aporte a la educación y al empleo, pero los gobiernos neoliberales crearon reformas que acabaron con la esencia de la filosofía Inem, formulada por Insuasty Rodríguez. Ahora lo que se requiere es reformular el proyecto a las circunstancias actuales, promover los institutos tecnológicos y que haya la atención debida del gobierno progresista de Gustavo Petro y de los mandatarios regionales.