El juzgado de Instrucción Número 20 de Valencia ya se encuentra unificando las acusaciones contra el colombiano Jorge Ignacio Palma, al comprobar que fue él mismo quien abuso sexualmente de cuatro mujeres y mató a tres de ellas. Su última víctima, la única sobreviviente, denunció a Palma de haberle introducido a la fuerza cocaína en sus genitales, al igual que le sucedió a las víctimas de sus tres asesinatos.
Tras un apoteosico operativo policial en el pasado mes de noviembre, al ibaguereño no le quedo de otra que entregarse a las autoridades en la madrugada del 4 de diciembre para rendir cuentas de una terrible confesión: había descuartizado a la española Marta Calvo, y había desperdigado las distintas partes de su cuerpo en varios contenedores.
Jorge Ignacio Palma había llegado a comienzos del 2019 y tomado una casa derruida en Manuel de Valencia, un pequeño municipio conformado por 2.500 personas muy cerca de Valencia. En los cerca de 11 meses que estuvo viviendo en ese lugar fue una figura enigmática para sus vecinos, apenas un saludo, una sombra que entraba y salía de la decadente casa. No se le conocía trabajo, ni siquiera sabían cómo se llamaba. No sabían su verdad.
Una de las verdades sobre Palma era su impresionante capacidad para correr maratones. La más larga la había corrido en noviembre del 2017 en donde gastó 4 horas para cubrir una distancia de 30 kilómetros. Las maratones no eran su única pasión, también le gustaban las competencias de motocicletas de alto cilindraje. Pero no vivía de eso. Jorge Palma era el hombre de confianza de un clan de narcos asentado en Levante. En el 2008, mientras entregaba un cargamento de droga en Brescia, fue detenido por la policía italiana con 9 kilos de cocaína. Pagó tres años de cárcel. Después de pagar su pena se refugió en pequeñas ciudades españolas. A Marta Calvo la conoció en una cita por tinder pero ella no sería la única mujer que habría matado. La colombiana Lady Marcela Vargas y la brasilera Arliene Ramos también perecieron en sus manos y hoy la justicia española lo tiene claro.
Lady Marcela Vargas, una colombiana de 26 años, residía desde hacía años en España y, al igual que Marta Calvo, era trabajadora sexual. Su último cliente fue Palma, con quien entró a una residencia y nunca salió. Las autoridades declararon que su muerte fue producto de una sobredosis de cocaína, la cual había sido introducida en sus genitales en una cantidad 26 veces superior a la considerada letal.
La brasilera Arliene Ramos tenía 32 años y también ejercia la prostitución en Valencia. Ella murió dos días después de su encuentro con Palma, también por una sobredosis de cocaína que había sido introducida en su vagina.
Hasta hace solo 2 días estos tres casos se unificaron ante los ojos judiciales de España por orden del mencionado juzgado quien hoy estudia la posibilidad de que el caso de Palma se trate de un asesino en serie, además de su amplio prontuario de delitos relacionados con la droga y que hoy tienen atareada a la justicia española que tendrá que dictar una pena que la población civil lleva esperando por meses.