¿Napoleoncito que manda? –preguntó don Daniel-, que gobierna querrás decir mija –corrigió. No mijito perdóname, para gobernar se necesita mucho, el solo manda y no oye a nadie, o perdón, si oye, al vecino de la otra ciudad –respondió con ironía doña Pepa Simancas, despertando de un largo letargo desde la muerte de su papá don Daniel en 1961.
Es un chiste que corre en los mentideros de Cartagena sobre el alcalde, porque esta necesita, ni siquiera un buen gerente sino un verdadero gobernante, teniendo en cuenta sus características especiales, pero no ha contado con “buena suerte” desde la elección popular.
El alcalde de Cartagena debe ser ante todo, gran promotor e inigualable gestor,¿imaginan todo lo que podría conseguir con el presidente y los ministros semanalmente? Y recursos de cooperación internacional con los personajes de talla mundial que la visitan. Pero para obtener recursos se requiere prestigio y cierto peso específico, características que no han brillado en la mayoría de sus alcaldes.
Cartagena tiene que cuidar como ninguna otra, su medio ambiente, por la fragilidad de su ecosistema, que es su gran fortaleza y a la vez su enorme debilidad. No puede darse el lujo de que desde algún despacho nacional se pretenda financiar el traslado de su Base Naval, con dineros provenientes de la venta de los terrenos que hoy ocupa, cambiando el uso del suelo, habilitándolo para construir edificios de más de treinta pisos.
“Ya existen propuestas del uso del suelo y estamos muy cerca de lograr un acuerdo para beneficio del urbanismo en Bocagrande”, dijo el contralmirante Díaz Reina, director de Programas Estratégicos de la Armada; sería bueno saber si es cierto que la propuesta es la que acabo de exponer según dicen algunas fuentes locales preocupadas por el futuro de Bocagrande
Los cartageneros siempre hemos querido un buen desarrollo de Tierra Bomba, que sea turístico, habitacional y militar; con proyectos de turismo ecológico, urbanizaciones de varios estratos, tanto para quienes quieran mayor calidad de vida como para los que trabajarán allá. Embellecer y dotar de facilidades a las poblaciones nativas, así como la nueva Base Naval, proyecto que acaricia la ciudad desde siempre, pero no atiborrando más de altos edificios a una zona que no los resiste.
Cartagena necesita un alcalde que defienda los intereses de la ciudad y de su gente, que los ponga por encima de cualquier interés coyuntural, si bien la Armada es parte vital de la ciudad, el bienestar de la ciudad está por encima de todo. Me sé de memoria y vibro con su precioso himno, crecí al lado del Club Naval, recibí la máxima condecoración, me honra haber trabajado con infantes y navales, ellos conocen mi aprecio por la Armada y como pienso que esta, es inescindible del acervo cultural de la ciudad.
El alcalde debe tener el criterio y los pantalones para defender la ciudad, no oponerse a esta financiación, permitirla, o secundarla, es atentar contra el interés primordial de Cartagena.
Para rematar me voy a referir a una sola frase de las valiosas declaraciones de Bruce Mac Master, presidente de la Andi y ex alcalde encargado de la ciudad, al referirse al Túnel de Crespo o Loma de Marbella, como se le llama ahora:
"…a inicios del siglo XX, un alcalde decidió demoler parte de las murallas...(y fue una gran equivocación) ¿Será la Loma de Marbella la gran embarrada del siglo XXI?".
Si bien no es proyecto iniciado por el alcalde, este no ha dicho ni mu para oponerse. Continuará…
