La reciente presentación de las artistas latinas Shakira y Jennifer Lopez en el halftime Show del Super Bowl sí que ha dado de qué hablar. Al tratarse de uno de los eventos deportivos, y del entretenimiento, más televisados en el mundo, cualquier presentación despertará reacciones de todo tipo en la audiencia. Muchas de admiración y orgullo, en especial, latino. Y otra, provino de un sector del “feminismo radical”. Lo pongo entrecomillas porque desconozco ciertamente la propia autodenominación ideológica de quienes expresaron sus opiniones en redes, pero ciertamente, hacían uso de términos como “cosificar”, “hipersexualizar”, “opresor”, “machismo”, “empoderamiento”, etc., que suelen usarse en debates feministas.
Ahora bien, dicho sector, daba a conocer su total rechazo, el asco que sintieron al ver a Shakira y JLO moviéndose frenéticamente en la tarima. En un post que subió una de las feministas dice que: “al principio me deje llevar pero luego puse atención; 2 mujeres semidesnudas, hipersexualizadas y cosificadas en el medio tiempo del partido más visto en el mundo, para un público masculino. Esto no es `female power` esto sigue siento tal cual, el cuerpo de las mujeres para el entretenimiento del público masculino (…)”.
A raíz de este post, fueron miles las personas que pusieron un “Like”, “enoja”, “me divierte” o “me sorprende” y cientos de comentarios a favor y en contra y, entre esas personas el autor de la presente nota. Se dirán algunas personas, ¿qué hace un hombre comentando asuntos del feminismo o diciéndole a las mujeres cómo debe ser el feminismo o cómo deberían actuar las mujeres”, para responder ello, hay que traer a colación las falacias en las que se puede incurrir: falacias hombre de paja, ad hominem, de alegato especial (como eres hombre no entiendes a una mujer) o incluso las falacias “ad machismus”… y porqué no las “ad feminismus”. El hecho de ser hombre no me inhabilita para comentar una realidad humana que no es ni feminista ni machista, sino eso, humana: el cuerpo, el arte, la sociedad de consumo. Considero que si bien el feminismo es un movimiento, o como quiera denominarse, que está construido por y para las mujeres, dichas mujeres conviven en un planeta tierra poblado también por hombres, animales, rocas y es necesario crear puentes de entendimiento y comprensión entre diferentes sectores. Ya quisieran, algunas radicales, que el planeta tierra fuera habitad única y exclusivamente de las amazonas.
Dicho lo anterior, me permito remitir a la definición de los términos mencionados como “cosificar”
(Reducir a la condición de cosa a una persona. Según la RAE), “hipersexualizar” (Dar un carácter sexual excesivo a una persona o una cosa, especialmente acentuar los rasgos sexuales en niños para dotarlos de un aspecto adulto.). Entonces, reducimos la presentación de las artistas a “movimiento de nalgas que las convierten en objeto y a movimientos excesivamente sexuales que rayan en lo vulgar”, todo ello, claro está, con la gravedad de que es para ser “consumido por los hombres bien machos y machistas” en un medio netamente de consumo capitalista. Incluso uno(a)s se atreven a ir más allá: “la lengua de Shakira hipersexualiza y raya con el satanismo vudú” o “el lazo con el Shakira bailó Ojos Así, es muestra de su sometimiento como mujer ante el hombre”, el “pool dance de JLO la hace ver que las latinas solo somos strippers” e incluso que “los cuerpos de Shakira y JLO son una negación al paso del tiempo en el cuerpo y envía una mala señal a las niñas”. ¡Hágame el favor! ¿En dónde queda que Shakira cantó en inglés, árabe, español, tocó la guitarra eléctrica, la batería, y bailó géneros musicales tan diversos como la champeta, la salsa, la danza árabe o el waka waka?, ¿dónde queda el estado físico de JLO al tener el equilibrio, fuerza y dedicación de bailar en tubo?, ¿en dónde queda el hecho que ellas bailaran, cantaran, se cambiaran de ropa, tocaran instrumentos al tiempo en una sincronizada coreografía? Y lo mejor ¿dónde queda la presentación de los niños en jaulas luminosas y de la hija de JLO (¿hipersexualizada?) en clara referencia al trato de los niños latinos inmigrantes que son encerrados en jaulas en la frontera de los EEUU?
¿Será que hasta ahora algunas personas se dieron cuenta de que Shakira mueve las caderas desde hace años, que mueve el vientre, que usa el lazo en bailes típicamente árabes y sale en diminutas vestimentas?, ¿se dieron hasta hace poco que el trasero de JLO vino al mundo con ella y que ella, desde hace décadas es bailarina profesional? ¿Deberían entonces las bailarinas estar obsesas y en mal estado físico, salir con burka, para no herir el “avance feminista sobre los cuerpos”?, ¿es el baile sensual, y el cuerpo un tabú?
¿No se dice acaso que “y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía”? Cosificaría e hipersexualizaría Mon Laferte a la mujer al ir a una premios con las tetas al aire en señal de protesta.
Si bien es cierto que la industria musical muchas veces reduce a la mujer a un objeto sexual de consumo, y que hay muchas luchas dignas que han ganado las mujeres, ¿por qué se piensa que el halftime Show es para exclusivo deleite masculino?, ¿no hay mujeres en la audiencia, viéndolo por televisión, por celular que lo disfrutaron incluso más?, ¿es pecado mirar con admiración la sensualidad del cuerpo, la fuerza, la danza como expresión milenaria?, ¿sabrán también que Prince, que sale en tacones, rímel, ombligueras se presentó en el super Bowl, que Michael Jackson se agarró el paquete en su presentación en el halftime y que Adam Levine se quitó la camisa, quedando semidesnudo en su presentación?, ¿hipersexualizaron a los hombres? ¿no están algunas feministas cual fanáticos religiosos viendo pecado por doquier?
¿Se sentirá una mujer realmente cosificada cada vez que decide voluntariamente ponerse un bikini y salir a la playa? La presentación de Shakira y JLO fue mucho más que movimiento de nalgas, cadera, lenguas, lazos y tubos. Fue toda una muestra de reivindicación política al denunciar el trato a niños inmigrantes, al cantar en español en un país con un presidente claramente racista y misógino, un anti-latino. Se preguntarán algunas, ¿qué es empoderamiento? Tener talento musical, de danza y estar vigente en el mercado, en donde ciertamente, las artistas, mujeres, tienen que lidiar con las críticas de los medios. Será empoderamiento el que un grupo de salsa, muchos hombres, que venían de entornos vulnerables de Cali se hayan presentado en uno de los eventos mundiales más televisados y que una chica humilde de 18 años haya sido la profesora de champeta de Shakira. Considero, que el debate feminista no es por ese lado, ver el cuerpo femenino como deleite masculino y los cuerpos en buena forma como negación de la vejez es hilar muy delgado y un completo desatino que se aleja de las verdaderas reivindicaciones feministas. En otras palabras, “bajémosle a la envidia”.
