Esto no es una invasión migratoria como lo gritan en medios de comunicación y los partidos de derecha internacionales. Invasión es la que inició en el año 2001 y finalizó parcialmente en 2016 por parte del gobierno de Estados Unidos a Afganistán, invasión es la guerra que hoy se vive a diario en Siria por la injerencia de potencias internacionales, una guerra de la que están huyendo miles de personas, ya no por falta de empleo, salud o educación, hoy lo hacen porqué atravesar el mar y salir de su país les ofrece más garantías que quedarse en un lugar donde no se detienen los bombardeos diarios sin diferenciar entre buenos o malos, hombres o mujeres, niños o niñas, estos últimos siendo los más afectados física y psicológicamente por los reales invasores de territorios ajenos.
Hace dos días en la frontera greco-turca se encontraban cerca de 15.000 personas intentando ingresar a Grecia, la puerta para la UE, un lugar que prometía equilibrio en libertades y justicia social, tal parece que los valores europeos cada día se diluyen más, por su parte Turquía cerró su frontera, dejando en el centro a miles de personas que fueron bombardeadas, gaseadas y perseguidas con perros militares de la policía griega.
“Zorras, dejen de entrar, ustedes se reproducen como conejos” así recibían una patera que se acercaba al borde de la isla griega de Lesbos después de atravesar el mar Egeo. En la patera venían mujeres, una de ellas embarazada y niños. Los que gritaban, en su mayoría eran gente de la región, fascistas temerosos de la llegada de migrantes, llenos de ira, dispuestos a hacer lo necesario para interrumpir la llegada de otros seres humanos.
Al encontrarse ante esta persistente realidad migratoria, Grecia ha tomado medidas alarmantes, anunciando la suspensión del derecho a la solicitud de asilo político por un mes dentro de su territorio, lo que se advierte como una clara omisión a la Convención de Ginebra, donde se pacta el derecho internacional humanitario, cuyo propósito es proteger a las víctimas de conflictos armados.
No hay una respuesta oficial por parte de la Unión Europea, no se opina sobre imágenes y videos que demuestran la represión violenta hacia miles de personas, por su parte las ONG internacionales manifiestan su preocupación por la situación, pero también argumentan el legítimo derecho que tiene Grecia por cuidar y proteger su territorio.
Internacionalmente se advierten políticas deshumanizadas por parte de las grandes potencias económicas mundiales, utilizando a la población civil como instrumento coaccionador para conseguir sus avanzadas políticas, al otro lado estamos nosotros, los espectadores, no somos ni los del poder, ni a quienes persiguen con perros de caza, somos a quienes nos corresponde la denuncia, la visibilización del problema, la humanización de los nuestros, a quienes nos corresponde la presión a los gobiernos, el afán por un cambio de sistema y la pedagogía ante la masificación del discurso xenófobo mundial.