El Mono Jojoy, las Farc y Gustavo Petro
Opinión

El Mono Jojoy, las Farc y Gustavo Petro

Gustavo Petro es un hombre calificado, honesto y dueño de una visión mundial muy completa. Ojalá la Paz Total no sea su talón de Aquiles

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septiembre 23, 2022
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El 22 de septiembre de 2010 mataron al Mono Jojoy. Dos años y medio antes había fallecido Manuel Marulanda Vélez. Un año y cuarenta días después del Mono mataron también a Alfonso Cano, sucesor de Marulanda y uno de los cuadros políticos más brillantes en la historia de la resistencia armada en Colombia. Fue evidente que los cambios debían buscarse por otro camino, la violencia solo generaba más violencia.

La solución política había sido propuesta por las Farc en su Séptima Conferencia, en 1982, el mismo año en que llegó a la Presidencia Belisario Betancur. Desde entonces fueron asunto recurrente los diálogos de paz. Primero en La Uribe, después en Caracas y Tlaxcala. Luego en San Vicente del Caguán, en el Caquetá, y finalmente en La Habana, cuando por fin se llegó a un Acuerdo Final de Paz.

En realidad con las Farc se cumplió un solo proceso de paz, que duró 33 años y contó con diversas etapas. Las Farc actuaron siempre como una organización sólida, sin divisiones internas, todos sus mandos y combatientes trabajaban por la concreción del objetivo final, fuera el triunfo militar o la solución dialogada. Nadie que atentara contra esa unidad férrea en la lucha y propósito merecía llamarse Farc-EP.

De hecho, los contactos que inició Santos recién posesionado, a fin de iniciar conversaciones, fueron conocidos por el Secretariado Nacional de las Farc, su respuesta fue unánime, un sí rotundo a los diálogos de paz. La voz del Mono Jojoy fue definitiva para eso. Pese a ello, el gobierno y la cúpula militar optaron por continuar su ofensiva, matándolo a él y luego a Alfonso, con quien ya se cruzaban cartas y pactaban procedimientos.

Cinco años después se firmó el Acuerdo del Teatro Colón. Ante ello y los desarrollos posteriores del conflicto armado es obligatorio reconocer, que en gran medida, la obstinación criminal del poder dominante en nuestro país guarda relación con la aparición de las disidencias. Sin mencionar la gasolina de Duque, la ausencia del Mono en las conversaciones sería tomada como excusa por el grupo que encabezó Iván Mordisco para apartarse de la firma del Acuerdo.

En su parecer, él no lo habría suscrito así. Ojalá el Mono hubiera estado vivo, para escucharle su dura reprimenda. Igual, esa misma ausencia, sumada a la de Alfonso Cano, se convirtió en el caballito de batalla de Iván Márquez y Jesús Santrich, para socavar, con el propósito interesado de hacerse a la dirección del movimiento, la autoridad de Timoleón Jiménez, Timo, primero como comandante de las Farc y luego como presidente del partido.

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Existen dos sectores disidentes de las extintas Farc que algunos agrupan en tres. Los de la Marquetalia de segunda, los de Iván Mordisco, y los grupos desprendidos o sumados a estos

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Después de cumplidos los hechos de nada sirve pensar que si hubieran sido distintos, las consecuencias serían hoy diferentes. Lo que no impide examinar sus efectos. Existen dos sectores disidentes de las extintas Farc que algunos agrupan en tres. Los de la Marquetalia de segunda, los de Iván Mordisco, y los grupos desprendidos o sumados a estos que, invocando sus denominaciones, aterrorizan regiones del país y se ocupan en el narcotráfico y el crimen.

En las antiguas Farc-EP, hoy extintas, sigue pesando profundamente una idea. Las fuerzas militares, de policía y los organismos de seguridad del Estado estuvieron infiltrando todo el tiempo sus agentes en las filas guerrilleras, con el propósito de hacerles daño. Queda la duda de que todos esos infiltrados se hubieran reincorporado con el resto de combatientes que cumplieron el Acuerdo. Es muy probable que hagan parte de esas disidencias.

De allí la enorme incertidumbre que se origina con la Paz Total del Presidente Gustavo Petro. Los interrogantes jurídicos sobre la fórmula que haga posible llegar a un Acuerdo son enormes. Y a ellos se suman los políticos, ¿realmente esas disidencias, incluso el ELN, están animadas por un propósito sincero de firmar la paz y reincorporarse a la sociedad, respondiéndole a las víctimas? O solamente aspiran a ampliar sus espacios. Nadie puede asegurar una u otra cosa.

El Presidente añadió otro ingrediente en Nueva York. Lo denominó narcotización y multicriminalidad de esos grupos, frente a lo cual planteó sólo salidas de carácter judicial. No cabe la menor duda de que Gustavo Petro es un hombre calificado, honesto y dueño de una visión mundial muy completa. Por lo que enfrentará poderosos intereses externos e internos. Pueda ser que la Paz Total no se convierta en su mayor problema.

Sus aspiraciones básicas son poner fin a la violencia y acabar con la pobreza, basado en el desarrollo rural, la descarbonización y el apoyo internacional. Le falta reconocer que el camino de paz abierto por el M-19, se frustró por la imposición del modelo económico neoliberal y la violencia que entrañó. Fueron las FARC las que reabrieron esa senda de nuevo, incluido el Mono Jojoy. Hasta alcanzar el Acuerdo Final, que abrió la democratización y con ella el triunfo del Pacto Histórico.

 

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