El Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (Moir), liderado por el senador Jorge Robledo y el comentarista de radio Aurelio Suárez, ha decidido en la actual coyuntura electoral votar en blanco, a diferencia del resto de organizaciones llamadas de izquierda o de centro izquierda que, por primera vez en la historia de Colombia, compiten con gran posibilidad de triunfo, voto a voto, por la presidencia de la República contra todas las expresiones de la derecha, lideradas por el Senador Álvaro Uribe y el candidato Iván Duque.
En primer lugar, aclarar que este grupo nacido a principios de los años 70, se autodenomina un partido marxista-leninista, pensamiento Mao Tse-tung y dentro de su programa tiene consignado como objetivo inmediato la “revolución de nueva democracia”, algo parecido a las alianzas de Mao con otros sectores de la China de ese entonces, pero liderado por el partido comunista. El Moir, como casi todos los demás sectores de la izquierda marxista nacidos por esa época, se considera la vanguardia de la revolución colombiana.
Dicho lo anterior, miremos entonces por qué ahora que se presenta la oportunidad de colocar en el solio de Bolívar un representante de la izquierda, por primera vez en la historia, el Moir se niega a votar por Petro. En primer lugar, porque Petro jamás se ha declarado marxista-leninista, lo que lo hace un izquierdista poco fiable a los ojos de los “verdaderos revolucionarios” del Moir. Por otro lado, la Constitución del 91 jamas ha sido de el agrado de esa agrupación, tanto que fue la única que no participó de tal convocatoria.
En segundo término, con la aparición del Polo en la escena nacional, producto de la oposición al gobierno autoritario de Uribe, la nueva organización se convierte en el objeto de deseo de toda la izquierda. Se armaron dos bandos, uno que quería unidad para ganar elecciones y otro que iba por la dirección del aparato, para desde allí “dirigir la revolución”, como aconseja el manual marxista-leninista. Desde la fusión orgánica del PDI y de Alternativa Democrática en el PDA —año 2005—, se desarrolla una intensa lucha interna que terminó con el triunfo parcial del Moir. De allí fueron saliendo los más connotados dirigentes del Polo, a la sazón fundadores del mismo, como Lucho Garzón, Antonio Navarro, Gustavo Petro, Clara López, Marcelo Torres y hasta su más antiguo y enconado enemigo político, el partido Comunista de Colombia.
Conseguido el objetivo, el Moir ha tratado de liderar entonces una coalición amplia por la dirección del Estado, pero con un candidato de sus afectos o de confianza, como dice Robledo, como lo fue Carlos Gaviria o ahora Sergio Fajardo. Pero la Coalición Colombia nació cojitranca, pues desde su inicio excluyó de facto a un sector democrático importante de los llamados a conformar un verdadero frente amplio contra las fuerzas más retardatarias, como es el sector que lidera Gustavo Petro, con un único y sectario argumento, de que Petro es tóxico, según los amigos de Fajardo, y no es confiable, según Jorge Robledo. Lo que evidencia que el primer punto que los unió, fue la antipatía hacia Petro.
Las acusaciones del Moir contra Petro, si se pone atención y, de acuerdo a las últimas declaraciones de Robledo, son de un oportunismo ramplón: Petro no es confiable por que conversaba con un embajador gringo. Muy parecido a los señalamientos que le hacía el partido Comunista, tiempos atrás, al Moir, que era de la CIA. Petro quería acuerdos con Santos...¡que gran pecado!, como si esa no fuera la quinta esencia de la política, los acuerdos entre diferentes, incluso entre enemigos.
Olvida el Senador Robledo que el Moir se alió con el partido Comunista en la UNO en 1974, enemigos acérrimos por aquel entonces. O del apoyo que le brindó el Moir al precandidato del Partido Liberal Hernando Durán Dussán, en 1990, reconocido defensor de los terratenientes. Recordemos el respaldo dado por el Moir al presidente Ernesto Samper cuando la crisis del proceso 8000. Los reiterados acuerdos políticos de Aurelio Suárez, por varios años, con la dirigente liberal de Risaralda María Isabel Mejía Marulanda, en su época de secretario regional del Moir en esa comarca. La alianza en el senado de Robledo con el hoy candidato Iván Duque para atajar un impuesto a los industriales de las bebidas azucaradas en contravía de la salud de los colombianos.
De apoyos y de alianzas entre diferentes está hecha la historia de la política en el mundo entero. Sergio Fajardo, quien se ganó la “confianza” de Robledo, en muy poco tiempo parece, fue blanco de ataque del Moir en su gestión, tanto en la alcaldía y la gobernación. Lo acusaron de ser un neoliberal al servicio del Grupo Empresarial Antioqueño, lo que no impidió llegar a acuerdos con el ex gobernador.
En reciente entrevista concedida a El Espectador, dice textualmente el Senador, refiriéndose a Gustavo Petro que había roto con el Polo: "... Así se rompió por completo la confianza entre nosotros que es, a mi juicio, la base sin la cual no puede funcionar ninguna relación personal, de negocios o política". ¡Novísima teoría política!, digna de estudio en las facultades de ciencia política, que remplaza con la confianza personal, las contradicciones apenas normales que afloran en un grupo o partido político y los intereses de clase que representan sus integrantes. Quiere indicar Robledo que en un partido político no deben haber tendencias, ni debate, ni lucha política, sino algo así como un club de amigos que se guardan la espalda. Engels decía que la solidaridad interna y las intrigas son rasgos característicos de todas las sectas.
Pero lo que se advierte entre líneas en las reclamaciones de Robledo a Petro, cuando lo acusa de: que no acepta las decisiones mayoritarias, que rompió con el Polo, que quería acuerdos con Santos, que quería la presidencia del Polo etc., es que no acepta la controversia y trata de encubrir las tesis y los intereses del Moir, con el cuento de la confianza.
Petro es pues la piedra en el zapato para que Robledo y sus amigos del Moir puedan llevar a cabo sus planes políticos estratégicos. Petro se les atravesó cuando querían una segunda candidatura a la presidencia de Carlos Gaviria, los derrotó en una consulta interna del Polo. Petro denunció la corrupción de Samuel Moreno, se retiró del Polo y derrotó, por amplio margen, al candidato del Polo Aurelio Suárez, a su vez, segundo al mando del Moir. Y ahora, Petro derrota a Sergio Fajardo candidato de confianza de Robledo, en franca lid, luego de que desoyeran su invitación a la unidad.
Robledo y Fajardo han anunciado su voto en blanco para la segunda vuelta y han dado sus argumentos, basados en la confianza. La confianza esgrimida como elemento central de la política —la del ni ni— revela una especie de supremacía ideológica que ambos personajes han tratado de establecer, pero que la sociedad colombiana, en su conjunto, no les ha otorgado. Contiene además un tufo moralista que irrespeta la inteligencia de colombianos medianamente informados, riñe con la realidad, la historia y la dialéctica política en Colombia.
No se trata pues de que el voto en blanco sea como dice Robledo, con calculada astucia, en la entrevista del Espectador y en otras, que "el voto en blanco es blanco, no por nadie. Y es tan respetable como votar por A o por B, nulo o no votar". Verdad de Perogrullo.
Lo que no es respetable es que un dirigente político de la trayectoria de Robledo hable en esos términos, desconociendo lo que realmente está en juego para la democracia colombiana. Desconociendo la coyuntura política, desconociendo su vieja militancia en la izquierda marxista y, de contera, que le está escurriendo el bulto a la responsabilidad como dirigente político. Más aún, cuando en la misma entrevista reconoce al final, que Petro, no es de los mismos con las mismas, contradiciéndose irremediablemente.
Lo que realmente encubre el senador Robledo con su perogrullada es que es capaz de sacrificar el interés nacional por el interés de su grupo político. He aquí la verdadera razón de la animadversión de Robledo y Suárez contra Petro, y por qué votarán en blanco.
Razón tenía Gaitán, al decir que el pueblo era superior a sus dirigentes.