El modelo económico chileno estaba de moda hace más de tres décadas, e incluso, inspiró a equipos económicos de la región, entre ellos los de Colombia, para reformas profundas como las de salud y pensiones.
Pero con el paso del tiempo, el modelo chileno se fue agrietando, con crecientes quejas de los ciudadanos de ese país por el deterioro de la situación económica y la artificialidad de la economía casera, en especial la de la clase media.
Y toda esta construcción de más de cuatro décadas, que incluyó 17 años de la cruenta dictadura comandada por Augusto Pinochet, se vino al piso como un castillo de naipes en apenas una semana.
El detonante, un aumento de 30 pesos chilenos en los pasajes del sistema metro en Santiago, que aunque pareciera exiguo, se convirtió en la llave de escape de una frustración mayor que venían guardando los chilenos en materia económica.
Aspectos a tener en cuenta del fracaso del modelo chileno son la privatización de servicios públicos de alto impacto como lo son la salud y las pensiones.
En el primer rubro, las quejas de mala prestación son crecientes y registran un claro deterioro en contra de pacientes de todas las edades.
Y en pensiones, el reclamo es que al haberse adoptado un sistema de ahorro individual donde el aporte lo hacen los trabajadores, quienes además se someten a unos rendimientos que se calculan al vaivén de los riesgos del mercado, las mesadas de hoy son bajas, frente a las realidades de la economía.
A estos males se suman el crecimiento de la informalidad y la discusión sobre las cifras de pobreza, pues mientras los datos oficiales hablan de una tasa de 8,6% de estas últimas, los analistas señalan que ese índice puede alcanzar hasta 30% en términos reales.
Datos salariales
Una investigación de la Fundación Sol en Chile, trae las siguientes conclusiones sobre las realidades salariales de Chile.
El 50 % de los trabajadores chilenos gana menos de $400.000 y prácticamente 7 de cada 10 trabajadores menos de $550.000 líquidos.
Sólo el 20,2 % gana más de $750.000 líquidos.
83,7 % de las mujeres que tienen un trabajo remunerado gana menos de $750 mil líquidos.
En las regiones de Coquimbo, Libertador, Maule, Biobío, Araucanía, Los Ríos, Arica y Parinacota y Ñuble se observa un atraso salarial más pronunciado, ya que el 70 % de los ocupados/as percibe menos de $500 mil.
En 21 de las 33 grandes ciudades chilenas informadas, la mediana no supera los $400 mil, en 11 se ubica entre $400 mil y $500 mil y solo en Calama se supera los $500 mil, llegando a los $800 mil.
Espejo para Colombia
Lo que han podido observar los ojos atónitos del mundo sobre el estallido del modelo chileno, es un espejo frente al que hay que mirarse detenidamente desde Colombia, sobre todo, en momentos en que las discusiones y circunstancias son algo parecidas.
Sobre la mesa de las reformas que debe acometer el gobierno colombiano, la de pensiones es una de ellas, y la sola filtración de una primera idea ya generó un intenso debate mediático, un incendio que debió apagar a toda velocidad el ministro Carrasquilla y sus coequiperos económicos.
Y también se están jugando cartas y propuestas como el pago de salario por horas y pagarle apenas 75% de un salario mínimo a los jóvenes, en un país donde lo que más se está promocionando es el emprendimiento, como arma para luchar contra la ilegalidad, la violencia y la informalidad.
No es sano en las actuales circunstancias apagar el incendio económico con gasolina.
Hoy, el modelo chileno nos muestra sus dos caras, la de unas décadas de bonanza y estabilidad económica, y la de un estallido que sacó a relucir un masivo inconformismo social, que ya se extiende por las principales regiones de este querido país del cono sur y sobre cuyo desenlace están puestos los ojos de la región y del mundo.
Texto publicado originalmente como El ocaso del modelo chileno, un espejo al que debería mirarse Colombia por El Economista América.