Petro acabó de dar un remezón al gabinete de derecha, a los neoliberales que no compartían la propuesta de cambio que ganó las elecciones. El contubernio con estas facciones venía ocasionando muchos resquemores en el electorado, especialmente en los partidos y sectores populares francamente de izquierda. Esos acercamientos son los que tumbaron a Allende por buena voluntad e ingenuidad extremas, nombrando a Pinochet ministro de defensa, a sabiendas que loro viejo no aprende a hablar.
Petro tiene que fortalecer su apoyo popular, el vulgo es el que sostiene un proceso revolucionario en contra del establecimiento tradicionalista conservador, que jamás aceptará las reformas que le son adversas a sus mezquinos intereses. Es como pretender que los curas adoren a Darwin.
En Venezuela por ejemplo, no se consolidó el intento golpista de la godarria, pues millares de entusiastas seguidores en las calles, pusieron nuevamente a Chávez en el poder. Y él tenía todo el respaldo del sector militar, que aún sostiene a Maduro.
Hay que cambiar el pensamiento militar, hacerlos conscientes de que ellos son pueblo y no la rancia alcurnia que los ha utilizado a su conveniencia desde siempre. Y en eso Petro ha avanzado bastante dando de baja a más de cincuenta generales nefastos para el cambio y corruptos como pocos. Y con un ministro de defensa civil, totalmente alejado del entramado militar tradicional y de la "elitista oligarquía".
Que Petro hubiera convocado a la derecha y buscado su cercanía, bien hecho, pero siempre hay un límite. Ellos no se acercan a un gobierno de izquierda para ceder sino para ganar y si pueden, tumbar a la izquierda. Ellos carecen de escrúpulos y cuentan con aliados económicos para inducir inflación, desabastecimiento, especulación y descontento popular que cala velozmente; para eso están los medios de comunicación propiedad de los cacaos de siempre, presentando todo proceso de implementación de reforma social como errores del gobierno.
Ahora, nada está fuera del conocimiento de tío Sam. No se puede creer ciegamente en Biden por una larga y fructífera entrevista con supuesto apoyo a nuestro presidente. Las promesas esperanzadoras en política exterior cambian abruptamente.
Por eso hay que unir al país y buscar el consenso,sin creer que la derecha dará algo gratis, por aparición milagrosa de solidaridad y tolerancia que nunca les ha caracterizado. Lo único real que mueve a un godo extremista es el billete.
De manera que las reformas propuestas en campaña tienen que imponerse a ultranza, no puede Petro traicionar sus principios y sacrificarse cuando ya se logró lo primordial, tener el poder para impulsar la transformación del país y luchar por darle comida, trabajo y paz. Y eso no es fácil.
La lucha por consolidar este proceso apenas comienza y no en un lecho de rosas, es una trocha intrincada por intereses malsanos, codicia y ansias de poder, al cual estuvieron acostumbrados por dos siglos quienes ahora se rasgan vestiduras ante el desastre de ser oposición y no gobernantes.
Fernando García Ortega, M.D
Mayo 9 del 2023
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