Tanto la constitución política de Colombia en su artículo 20 como la declaración universal de los derechos humanos, consagran el derecho a la libertad de expresión como un derecho irrenunciable y por el cual no se puede ser perseguido.
Pues si bien hoy en día la sociedad ha avanzado a tal punto en que nadie es encarcelado por expresar su opinión, si sigue siendo expuesto al escarnio público aquel quien se atreva a contradecir a quien no opina igual, sobre todo si a quien se contradice es quien se presenta a sí mismo como un adalid de la libertad de expresión. A continuación expondré tres casos recientes donde personas se han visto atacadas por expresarse:
El gran colombiano: En el 2013 un canal de cable realizó un concurso en el que se invitaba a elegir mediante votación a quienes ellos consideraban merecedor de ese título. Entre la lista de candidatos habían políticos, periodistas, escritores, deportistas, en fin, eran colombianos reconocidos y que han aportado algo al país desde su ocupación. Finalmente, el titulo fue ganado por el ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez; sea o no el gran colombiano, se le debe reconocer que es un personaje que despierta pasiones en muchos colombianos.
Independiente de la percepción personal que se tenga del señor, y lo cual nunca será el propósito de mi opinión, se debe aceptar que tiene un número importante de seguidores; más que reprochar el merecimiento o no del título, fue la actitud tomada por varios periodistas que “indignados” y haciendo uso de su derecho a la libertad de expresión, derecho que defienden a ultranza y el cual “respetan”, pusieron en la palestra a quienes creen que el señor Uribe el gran colombiano, columnas y caracteres en redes sociales se vieron, tildando de ignorantes, de cómplices del mal y masoquistas a los por ellos llamados “furibistas” o “uribestias”. Siempre aclarando que ellos defienden la libertad de expresión, pero que como se le ocurría a ellos pensar que Álvaro Uribe es un colombiano ejemplar.
¿Dónde está la libertad de expresión?: En la pasada contienda electoral el autor colombiano William Ospina cometió el pecado de en una columna decir que votaría por el candidato de derecha, ya que según él, votar por el presidente Santos, sería estar de acuerdo con las familias que a lo largo de décadas y porque no decir siglos, han sido beneficiadas y causantes de la inequidad imperante del país. Pero no más fue publicado su artículo, para que los “Leónidas” de la libertad de expresión salieran a decir que ellos “respetaban” y “defendían” este derecho, pero que ¡COMO SE LE OCURRÍA A WILLIAM OSPINA VOTAR POR ESE CANDIDATO!, es que acaso él no sabía que todo lo que tuviera que ver con el “gran colombiano” era digno de desprecio y que merecía ser borrado de la faz de la tierra; incluso le exigieron que se retractara y que le pidiera perdón al país, perdón que no están dispuestos muchos a exigirle a quienes por décadas han matado, secuestrado, aterrorizado y brutalizado a nuestro país.
Y si les gusta le edad media ¿Qué?: Otro personaje que despierta pasiones encontradas en este país es el procurador Alejandro Ordóñez Maldonado, una persona cuestionada por sus decisiones, por la forma en que toma las mismas, pues sus fallos dejan mucho que desear, porqué se ha visto que en casos similares ha tomado decisiones distintas. Recientemente se demandó su reelección por estar viciada por la práctica recurrente del yo te elijo, tú me elijes, yo te nombro, tú me nombras. Pero ese no es el caso, porque de serlo muchos de los que han sido elegidos por voto popular incurren en esta práctica.
Pero el tema no es ese, el tema es que con la mencionada demanda, en pasados días en varios puntos del centro de la ciudad de Medellín fueron puestos pasacalles y anuncios que respaldaban al señor Ordóñez; y gracias a esto una vez más los “cruzados” de la libertad salieron, encabezados por los simpatizantes del progresismo en Medellín, a decir que ellos “creen” fervientemente en la libertad de expresión, que la “respetan”, pero que como ¡SE LE OCUURE A ALGUIEN APOYAR A ALGUIÉN TAN OSCURANTISTA Y RETARDATARIO!
Y en estas líneas reconozco que en nada me simpatiza el señor Ordoñez, que creo que un funcionario como él, con el poder que tiene es un peligro para el desarrollo de la sociedad, que sueño con el día en que sea candidato presidencial de su partido, para que por fin y hablando en sentido figurado “se queme”, algo que se podría llamar justo, pues es conocido el gusto del señor por quemar todo lo que no sea de su agrado.
Finalmente, de ser cierta la defensa de la libertad de expresión, nadie debería ser juzgado ni rechazado, siempre cuando nunca se cruce la línea de la ilegalidad con algún tipo de acto.