La historia del conquistador sui generis, llamado también el pacificador, Rodrigo de Bastidas, guardada las proporciones en el espiral de las circunstancias, sería similar a la de Julio César, en la República Romana, que fue abatido por una conspiración liderada por Marco Junio Bruto, inmortalizado en la obra de Shakespeare, con la frase final del Cesar: —Tú también, Bruto, hijo mío—. Bastidas, por su parte, Gobernador de la Provincia y fundador de la Villa de Santa Marta, murió también a consecuencia de un atentado con acuchillamiento, por quien consideraba su hijo, amigo y confidente, Juan de Villafuerte, a quien había promovido como su teniente, le había dado poder y sacado de la pobreza.
La diferencia fue que Bastidas, sobrevivió al atentado, pero, según algunos historiadores, habrían encontrado en su habitación unas cuentas del rosario que usaba el traidor Villafuerte, en su muñeca, para orar, que se le habrían caído en el forcejeo, y quizás, para desorientar al enemigo, Bastidas, lo habría nombrado su sucesor, para después ordenar su captura y prisión. Sin embargo, Villafuerte habría huido, perseguido por García de Osuna, mientras que Bastidas se habría ido a pasar sus últimos días, entre muchos quebrantos de salud, nostalgias y pobreza, en la Isla de Cuba, de donde trasladaron sus restos a Santodomingo; allí su epitafio reza que fue el más humanitario de los conquistadores y el más generoso de los amigos.
Viene a cuenta esta reflexión del hito histórico e ícono fundacional de Santa Marta, en virtud de la cercanía de la conmemoración de los 500 años de la ciudad más antigua de Colombia. En ese escenario se ha abierto un debate sobre la fecha exacta de su fundación, como base para proyectar la celebración. En ese sentido, sin desconocer la importancia de los avances, proyectos y compromisos para este homenaje, en la Ley de Distritos, en el Plan Maestro Quinto Centenario, durante la Alcaldía de Carlos Caicedo y presidencia de Juan Manuel Santos, y en el proyecto de Ley, ya aprobado en segundo debate, promovido por el Representante a la Cámara Jose Luis Pinedo, es importante se aclare esta paradójica discusión.
Para reconocidos historiadores como Jorge Orlando Melo en su obra La Historia Mínima de Colombia, Santa Marta sería fundada en el año 1526, lo que difiere de la fecha del 29 de julio de 1525, en la que, desde comienzos de los años 80, bajo la alcaldía de Elías George, se celebra una serenata a la ciudad y se reafirma esta misma fecha, que en realidad sería más bien la celebración del onomástico que de su fundación, en la obra Floresta de la Santa Iglesia Catedral de Santa Marta, de 1820, del Alférez Nicolás de la Rosa.
Ernesto Restrepo Tirado, en su obra Historia de la provincia de Santa Marta, nos cuenta que el propio Alonso de Ojeda y Américo Vespucio, fueron los primeros que en 1499 divisaron sus costas en Tierra Firme, y en 1501 el mismo Rodrigo de Bastidas habría de llegar a la Provincia de Santa Marta, luego de, entre otros, de ingrata recordación, por su avaricia y violencia, como los conquistadores Cristóbal Guerra, Juan de la cosa, y Rodrigo de Colmenares, que hasta para congraciarse con la corona de Castilla, habrían de acusar a nuestros nativos caribes de salvajes antropófagos; o, también, Pedrarias Dávila que llegaría con tropas, familias y misioneros, en 1514 a enfrentarse a los indígenas; o en una siguiente visita, ya ungido con la respectiva capitulación y las cédulas reales, que lo nombraban adelantado y gobernador, la siguiente llegada de Rodrigo de Bastidas, según algunos autores, como el mencionado Alférez De La Rosa, que manifiesta que volvería a Santa Marta, en sus carabelas, el 29 de julio de 1525, donde se encontraría con Pedro Sánchez, que había llegado de avanzada, en fecha anterior. Lo que se resalta acá es que una fecha sería desde cuando los conquistadores españoles divisaron tierra firme en Santa Marta y la empezaron a llamar así a comienzos del siglo XVI, otra cuando regresó Bastidas y al final de cuentas, otra la ceremonia de fundación de la Villa de Santa Marta, que sería poco después de la partida de Rodrigo de Bastidas, desde Santo Domingo el 28 de mayo y posterior llegada a Santa Marta en junio de 1526, fecha en que coinciden varios autores en que se fundaría la ciudad.
Al parecer, no sería tan pertinente esta discusión, frente a las cruentas necesidades de la ciudad y las posibilidades que una celebración, de esta magnitud, refiere para el progreso de Santa Marta y su reconocimiento en la historia de Colombia. Sobre todo, teniendo en cuenta que, para muchos en la ciudad, el navegante, conquistador y notario Rodrigo de Bastidas, solo sería recordado en la actualidad, de manera lamentable, por la estatua en su honor, puesta en la Calle 14, en el camellón de Santa Marta, que más bien simbolizaría el relato de cómo la ciudad ha crecido de espaldas al mar. Sin embargo, siempre sería conveniente, en el marco de esta conmemoración, esta precisión histórica, que se podría solventar con un debate académico que lleve a una reflexión sobre nuestra historiografía y a documentar, con mayor claridad, la fecha de la fundación de Santa Marta, en la que se podría invitar al historiador Jorge Orlando Melo, a la Academia de Historia de Colombia y a sus capítulos local y regional y hasta a delegados del Archivo de Indias, con sede en Sevilla, España. Queda la invitación a las instituciones públicas y a sus representantes, a las universidades, y a los historiadores, y abierto el debate, de cara a la ciudadanía samaria y magdalenense.
Fuente:
Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de Santa Marta. (1820) Rosa, Nicolas de la. Última actualización: http://www.cervantesvirtual.com/obra/floresta-de-la-santa-iglesia-catedral-de-la-ciudad-de-santa-marta/