Se habla mucho del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada como fundador de Santa Fe de Bogotá, pero poco de su acompañante el capitán portugués Antonio Díaz Cardoso. Fascinado con los bosques de cedro en la Sabana, bautizó con el nombre de un árbol su gran hacienda en la zona de Usaquén al norte de Bogotá. Entró a formar parte de las grandes extensiones junto con Santa Bárbara, Santa Ana, Contador, Tres Esquinas y La Calleja.
Pasados varios años, por la leyenda de un milagro, la virgen Nuestra Señora del Campo de la Sabana, cuya imagen original se encuentra en la Iglesia de San Diego en el centro de Bogotá, se volvió la dueña de la Hacienda el Cedro.
La Hacienda terminó en manos del terrateniente Francisco Javier Fernández Bello, propietario de la Fábrica de Textiles Samacá en Boyacá, quien decidió trasladarse a Bogotá cuando tuvo que afrontar el desbordamiento de la represa El Rabanal. Por este azar terminó nombrado por el entonces presidente Rafael Reyes en un cargo clave en la época: Director de Telégrafos y Correos que después pasó a llamarse Ministerio de Comunicaciones, hoy Mintic.
En ese momento se inició el desarrollo de las comunicaciones en Santa Fe de Bogotá. Desde la Hacienda el Cedro y en 1905 se estrenó el magneto 1 de telefonía con conexión directa hacia el Palacio de San Carlos, que significó el comienzo de la telefonía de larga distancia para la época.
El terrateniente Fernández Bello tomó la decisión de ampliar sus terrenos, compró la Hacienda El Salitral y la Hacienda San Rafael, que hoy se conoce como el Centro Comercial San Rafael en la Localidad de Suba. También fue propietario de la tierra donde está el Conjunto Residencial Bosque de Pino y Sierras del Moral en la Calle 147 con Carrera Séptima.
El 12 de diciembre de 1947 murió Don Francisco Javier Fernández Bello, dueño de la propiedad y la Hacienda el Cedro pasó a manos de sus hijos herederos: Jorge Fernández Parra, Doña María Fernández de Murillo, Doña Eva Fernández de Narváez y por sus nietos, Antonio, María teresa y Francisco Roldán Fernández. A partir de ese momento, la propiedad quedó en manos de Jorge Fernández Parra, hijo de Francisco Fernández y casado con Leonor Fonnegra, bisnieta del general Francisco de Paula Santander.
En 1953 cuando el General Gustavo Rojas Pinilla llegó a la Presidencia, todas estas grandes Haciendas que estaban en el norte de Bogotá y que pertenecían al Departamento de Cundinamarca, fueron anexadas al Distrito Capital.
Con esta determinación, el Cedro perdió muchísimo terreno porque la Hacienda fue invadida y se desintegró en pequeñas propiedades. Así fue como comenzó el proceso de urbanización en la Localidad uno de Usaquén, donde tiempo después surgieron las distintas denominaciones en los barrios que conforman la Localidad tales como: Cedritos, el Cedro, Los Cedros, Cedro Golf y todas las construcciones que se hicieron en los alrededores de lo que se llamó Hacienda el Cedro de la que actualmente se conserva la antigua casona colonial que la bisnieta del general Francisco de Paula Santander transformó en Museo en 1982.
Hoy, la Hacienda el Cedro, aparte de ser el Museo donde reposa la vida y obra del general Santander, es sede de eventos y celebraciones como matrimonios, primeras comuniones, asambleas, reuniones empresariales, grabaciones audiovisuales y misas. El recorrido por el Museo demora aproximadamente 2 horas y la entrada tiene un valor de $10.000 con un guía que le cuenta toda esta historia de la casona ubicada en la carrera 7 # 150 21 que permanece abierta de domingo a domingo.
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