Durante el segundo semestre de 2021, la alcaldesa de Santa Marta, Virna Johnson, firmó un contrato con la entonces directora del Dadsa, Patricia Caicedo, para la ejecución de un proyecto al que se les denominó: Ecobarrios.
Aterrizado en el papel del contrato, e incluso en comunicados de prensa que generaban expectativas entre la población, los ‘Ecobarrios’ prometían transformar tres comunidades de Santa Marta, en donde sus residentes recibirían capacitaciones para cambiar la mentalidad frente a la contaminación. E incluso, les construirían parques ambientales que denominaron ‘ecoparques’. Un proyecto de $900 millones de pesos financiados por la Alcaldía de Santa Marta para que el Dadsa los invirtiera en 4 meses.
Todo parecía marchar con normalidad, pero a raíz de unas denuncias que recientemente conoció Seguimiento.co sobre pagos incumplidos a trabajadores en el marco de este proyecto, este medio digital se dio a la tarea de volver sobre los pasos del contrato, conocer exactamente de qué trataba y de verificar cuáles fueron los ‘ecoparques’ y ‘huertas’ que contemplaban este contrato. Lo que encontramos nos sorprendió.
1. Cantilito, el parque que la comunidad no quiso
El proyecto entregado por Virna a Patricia Caicedo, hermana del actual gobernador del Magdalena, contemplaba la creación de 3 parques y 3 huertas en diferentes comunidades de Santa Marta. La primera de ellas fue en el barrio Cantilito, en el oriente de Santa Marta.
Una fuente que estuvo vinculada en los trabajos de los ‘ecoparques’ reveló a Seguimiento.co que la comunidad no estuvo contenta. “La huerta que estábamos construyendo, en época de invierno, se la llevó el río. Para qué le miento, pues la gente se emputó, nos dijo que eso era un peligro para los niños, que la calle canal se estaba rebosando desde que habíamos puesto la huerta y todo eso tocó desmontarlo y llevárnoslo para otro lado”.
Fue así como con los materiales que lograron ‘salvar’, terminaron trasladando el ‘ecoparque’ a la zona conocida como Urbanización Alejandrina. Allí estuvimos y este fue el parque que nos encontramos:
2. El parque al que le salió dueño
Otro de los puntos elegidos para construir un ‘ecoparque’ fue en el sector de Villas del Río 2. A finales de Julio, el Dadsa divulgó un comunicado de prensa en el que mostró el resultado de un trabajo de adecuación de tierra de un pequeño lote en el que construirían el ‘ecoparque’ y la huerta. Sin embargo, según relató uno de los trabajadores a este medio digital, al lote le salió un dueño y todo el trabajo que habían hecho lo perdieron, pues terminaron haciéndolo en una zona que era propiedad privada.
A raíz de este percance, tuvieron que trasladarse a una zona cercana, donde finalmente instalaron algunas sillas hechas con llantas viejas de carro, algunas decoraciones con objetos reciclables y una pequeña huerta para sembrar algunas plantas. Las fotos registran cómo quedó la obra en este lugar:
3. En la Coquera, los residentes esperan que terminen el parque
El tercer y última comunidad donde el Dadsa se dispuso a construir uno de los ‘ecoparques’ del contrato de 900 millones de pesos fue en Gaira, en el sector conocido como la Coquera.
En este punto, los trabajadores del proyecto intervinieron un pequeño parque que ya existía y lo ‘repintaron’, ahorrándose así tener que construir bancas, pues estas ya existían. En este punto, los vecinos con los que conversó Seguimiento.co quedaron con la sensación de que el parque fue abandonado sin que lo concluyeran. Las imágenes nuevamente muestran la realidad:
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Un contrato con irregularidades
Lo que los residentes de estas comunidades no saben, es que el Dadsa citó a los trabajadores que estuvieron vinculados con este proyecto, pero no para terminar lo que estuviera pendiente, sino para darles tranquilidad de que estaban en conversaciones con la Alcaldía de Santa Marta para que en el ente territorial les dieran el visto bueno de estas obras y les pagaran el dinero restante, para así poderles responder por lo adeudado.
Y es que, como lo conoció este medio digital, el Dadsa no le ha pagado a un gran número de trabajadores por los meses que estuvieron dedicados de lleno en este proyecto.
Pero este no parece ser la única irregularidad. Y es que al revisar el contrato que firmó Virna Johnson con la hermana del gobernador Caicedo, no se discriminan exactamente cuáles fueron los costos destinados al proyecto: no se sabe a ciencia cierta, de los 900 millones, cuánto equivaldría para los ecoparques, cuánto para las huertas, ni siquiera cuánto costarían los 3 mil refrigerios que incluyeron, ni los flyers ni la plata que gastarían en publicidad para este proyecto.
Otro dato llamativo es que, supuestamente, la Alcaldía de Santa Marta decidió contratar al Dadsa, justificando el hecho de que el ente territorial "no cuenta con la capacidad ténica y operativa dentro de su planta de personal, que pueda desarrollar las actividades inherentes" al proyecto. Sin embargo, dentro de los 900 millones de pesos contemplados, el Dadsa, que se supone es una entidad especializada en el medioambiente, incluyó la contratación de más de 20 profesionales en el área ambiental, por lo que se presume entonces que el Dadsa tampoco contaba con esas personas.
Lo único que pareciera claro es que sí o sí, el Dadsa parece estar decidido a liquidar la obra y dejarla tal como está. 900 millones que no se vieron por ningún lado.
Nota: Durante los días de reportería, Seguimiento.co intentó ponerse en contacto varias veces con Jorge Cabas, quien estuvo designado como coordinador del proyecto, pero no fue posible que respondiera.
* Este artículo fue publicado originalmente el 31 de enero de 2022 con el título Los 'Ecobarrios' del Dadsa: crónica de una plata que no se ve por el medio Seguimiento.co