El problema del transporte en Bogotá, uno de los peores del mundo, que perjudica a todos los sectores de la población, pero especialmente a los más vulnerables, es como todos los problemas de Colombia, que no se han solucionado o mitigado a tiempo y después de años y años de dejarlos sin solución, se vuelven crónicos y muy difíciles de resolver.
Las causas del problema son variadas, pero las principales se deben a los políticos corruptos, a los empresarios de buses, que siempre se han opuesto a soluciones que perjudiquen sus intereses económicos y malas decisiones administrativas; es así que en el año 1995 (hace 27 años), los japoneses ofrecieron construir el metro, teniendo la concesión de su operación por varios años, como se acostumbra en este tipo de contratos, pero el negocio no se llevó a cabo por la oposición de los intereses particulares y para perjuicio de la mayoría de los residentes de Bogotá.
Diferentes alcaldes han tratado de solucionar la situación, pero los resultados no son los mejores, porque ya después de tantos años de atraso, es muy difícil encontrar la solución que debe ser integral. El TransMilenio no ha sido una mala solución, pero es insuficiente y el servicio no es de la mejor calidad, pero por ahora es imprescindible. Se inició la construcción de la primera línea del metro, pero por supuesto tampoco es suficiente. La solución debe ser entonces integral: varias líneas del metro, mejoramiento del Transmilenio y buses no contaminantes y taxis. De esta manera teniendo un buen servicio de transporte público se puede desincentivar el uso del carro particular, como en los países Europeos. Como hemos comprobado no bastan las medidas de pico y placa y otras restricciones para tratar de resolver el problema.