Si por algo ha conocido el país a Francia Márquez, es por sus luchas en defensa de la vida, la tierra y la cultura de las comunidades negras del Pacífico. Una frase que dicha así suena tranquila y altruista, pero que examinada en su integralidad implica el enfrentamiento con poderes económicos, políticos y sociales de enorme envergadura, como corporaciones transnacionales, grupos paramilitares y ambiciosos intereses de carácter nacional y local.
Pese a los intentos de presentarla como ligada a grupos revolucionarios armados, Francia Márquez ha demostrado a lo largo de su vida que no siente la menor atracción por las vías violentas. En cambio cree en la capacidad de la movilización organizada y pacífica, al tiempo que en la utilización de los recursos legales que poco a poco ha ganado el pueblo colombiano. Unas y otros le han reportado importantes victorias para su gente.
Que no es solo la gente de color. En un país en el que los odios, la discriminación y la exclusión han sido inyectados por siglos, resulta perfectamente entendible que un triunfo de las comunidades negras, indígenas o campesinas sea un triunfo de todos los humildes y despreciados del país. Alegra inmensamente que Francia sea candidata a la Vicepresidencia, como consecuencia inmediata de sus más de setecientos mil votos de confianza y afecto.
Podría decirse que le calló la boca a sus detractores e incluso sorprendió a muchos dentro del Pacto Histórico. Ese parece ser un rasgo característico de su personalidad, que incluye ese decir las cosas de frente, como las piensa y siente, como sabe que las piensa y siente la gente que representa. Francia dice lo que muchos querrían decir, pero callan por una u otra razón. Eso le vale ser tachada de imprudente y conflictiva, como si no fuera por eso que salió adelante.
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Francia dice lo que muchos querrían decir, pero callan. Eso le vale ser tachada de imprudente y conflictiva, como si no fuera por eso que salió adelante
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Pasada la zozobra por los resultados electorales, viene el momento de pensar en tácticas y estrategias con miras a obtener la Presidencia. Se comprende que la preocupación central sea obtener el mayor número de votos posible, al fin y al cabo el que lo consiga será el ganador. En esos cálculos se incluye necesariamente sumar amigos, simpatizantes, aliados. Así muchos de estos últimos lo hagan por sus propias conveniencias.
Lo que se venga después del laurel será otro momento, qué apoyarán o a qué se opondrán esos aliados. Es la dinámica política, con lo que contamos hoy puede que no contemos mañana, pero a su vez mañana se podrá contar con el apoyo de fuerzas y sectores que en principio se negaron a seguirnos. Todo dependerá de la dirección que adopte y las obras que comience a realizar el nuevo gobierno. Lo importante ahora es aglutinar más y más votantes.
En Colombia ha existido un bloque tradicional de poder, primero de liberales y conservadores, y luego otro tipo de partidos que en un grado menor o mayor han cooperado entre sí para sostener unas líneas económicas y políticas predominantes. El giro al capitalismo salvaje que adoptó César Gaviria durante su mandato, únicamente fue contradicho por los sectores obreros, populares y de izquierda, sin oposición de ninguna índole en los sectores tradicionales.
El Bienvenidos al futuro de César Gaviria generó un desastre social de inmensas dimensiones, que para nada afectó sus medidas de privatización y modernización. La apertura económica generalizada arrasó en gran medida con la incipiente industria nacional. El campo colombiano pasó a convertirse en un sector abandonado a su suerte, producto de la importación masiva de alimentos que arruinaba a los campesinos cultivadores.
Los trabajadores sufrieron la flexibilización de las leyes laborales. Los contratos a término indefinido se convirtieron en contratos de prestación de servicios, sin más derechos que una magra mensualidad, el movimiento obrero sindical recibió su golpe de gracia. Los grandes proyectos de infraestructura vial, minera o agroindustrial llegaron reclamando tierras y promocionando la violencia para obtenerlas al costo mínimo.
Por eso no fue extraño que con su firma y la del ministro de Defensa Rafael Pardo Rueda, en febrero de 1994, se expidiera el decreto 356 que abrió la posibilidad legal de conformar las cooperativas de vigilancia y seguridad privada que en el siguiente gobierno, también liberal, se regularizaron como Convivir. Entiendo que todo eso pensaba Francia Márquez cuando intentó decir que con el Partido Liberal sí, pero con Gaviria no.
Quizás otro gobernante en su momento habría obrado igual, pues los gobiernos siempre terminan siendo notarios de la voluntad de grandes poderes en la sombra. Lo que requiere el país es un cambio, dijo Francia. Un gobierno que ejecute la voluntad de los que siempre hemos sido ignorados. Resulta paradójico que el miedo de muchos no sea a Petro, sino a la reacción brutal de esos poderes cuando algo no les guste.
Ese es precisamente el miedo al cambio, ese que Francia viene anunciando.