El mercado persa de Nicolás Maduro en el corazón de Caracas

El mercado persa de Nicolás Maduro en el corazón de Caracas

Los venezolanos pueden cambiar la arepa por los dátiles y comprarlos en el supermercado iraní que acaba de inaugurarse donde estuvo el Éxito antes de ser expropiado por Chávez

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agosto 09, 2020
El mercado persa de Nicolás Maduro en el corazón de Caracas

En un supermercado de Caracas no era usual encontrar cordero enlatado, crema de canela y dátiles o champú de ajo. Desde hace unas semanas todo eso está al alcance de la mano y de algunos bolsillos venezolanos, compitiendo en la dieta con la harina de maíz de sus emblemáticas arepas. Desde la lejana Irán están llegando los exóticos alimentos entreverados con plantas eléctricas para enfrentar los continuos cortes de electricidad y hasta cuadernos para escribir de derecha a izquierda, como se hace en persa.

Los medios de comunicación dan cuenta de las enormes colas del pasado domingo para entrar a Megasis, el supermercado iraní que acaba de abrir sus puertas en una urbanización de clase media que rodea la majestuosa montaña del Ávila, desde donde se divisan las empobrecidas barriadas de Petare. En esa enorme bodega de 20.000 metros cuadrados estuvo el hipermercado colombiano Éxito, hasta que Hugo Chávez decidió expropiarlo en el 2010; después fue Abastos Bicentenario ya en manos del gobierno y desde hace cuatro años Tienda CLAP, alimentos subsidiados para los más pobres, en manos del barranquillero Álex Saab que ahora es noticia mundial por su extradición desde Cabo Verde a Estados Unidos.

 

 - El mercado persa de Nicolás Maduro en el corazón de CaracasEl domingo pasado hubo largas colas para entrar al hipermercado de 20.000 metros cuadrados recién inaugurado

El 21 de junio el barco Golsan llegó desde Irán con los 2.000 productos que se ofrecen junto con 1.000 artículos nacionales, a precios que no están al alcance de todos. El kilo de salmón cuesta 30 dólares, la crema de chocolate para untar 1,50 entre los accesibles, la barra de queso nacional 9 dólares, y el garbanzo importado está más barato que el arroz venezolano por la exención de impuestos que otorgó el gobierno, lo mismo que el papel higiénico. En redes sociales se alaba la variedad, pero los precios no. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida realizada por tres grandes universidades, cuatro de cada cinco venezolanos no pueden acceder a los productos de la canasta básica, en un país que lleva siete años de recesión, cuatro de hiperinflación, y el salario mínimo se cotiza en 4 dólares.

Megasis es propiedad de Etka, un consorcio operado por el Ministerio de Defensa de Irán, con muchas subsidiarias, entre ellas Delnoosh, que produce salsa de tomate y atún enlatado, y Varamin, aceite de girasol, que ya presentes en Caracas. Empezó hace más de 60 años como un economato para familias militares, pero se convirtió en un agronegocio gigante y, con 500 supermercados, es la mayor tienda de comestibles de Irán. La cabeza visible es el empresario Issa Rezaie, viceministro de Industria iraní, según la televisión venezolana durante la inauguración con bombos y platillos y presencia de la vicepresidenta Delcy Rodríguez. El Wall Street Journal señala a Rezaie como un ejecutivo que lleva varios años dirigiendo empresas de la Guardia Revolucionaria Militar de Irán. Reflejo de la importancia del nuevo negocio para Teherán fue la presencia de su embajador en Caracas, Hojjatola Soltani, en la apertura. "Irán, igual que cualquier otro país en el mundo, tiene pleno derecho a aprovechar el libre comercio", dijo, refiriéndose a las sanciones de Estados Unidos.

 

 - El mercado persa de Nicolás Maduro en el corazón de CaracasEn Megasis hay desde cordero enlatado hasta crema de canela y dátiles, pero no todo está al alcance del bolsillo

Esas sanciones ya se habían sido desafiadas en mayo cuando cinco naves iraníes llevaron en medio de la mayor crisis de combustible de Venezuela, 1,5 millones de barriles de gasolina que, según dice, fueron pagados con lingotes de oro del Banco Central (BCV). Los apuros económicos del gobierno de Maduro lo han llevado a estrechar las relaciones con Irán, su socio en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), también sancionado por EE. UU., y por tanto, menos temeroso de las medidas que lleva lidiando siete años.

Los nexos son de vieja data. Desde el 2000 Hugo Chávez la empezó en la reunión de Opep en la capital venezolana, y desde entonces, en varias ocasiones viajó a Teherán, cinco veces visitó a Caracas Mahmud Ahmadinejad. De allí quedó la ensambladora de los autos Saipa,  Venirauto, ubicada en Maracay que cerró en 2013, y la de bicletas “Atómica”, que corrió la misma suerte. En la actual relación Tareck el Aissami, ministro de Petróleo, es una de las piezas más clave y visible, otra Álex Saab, calificado por el gobierno de Maduro “agente especial”, detenido en Cabo Verde cuando, precisamente, se dirigía a Teherán.

No obstante los viejos descalabros, la nación persa se consolida hoy como uno de los principales apoyos del gobierno de Nicolás Maduro. Además de gasolina, envió suministros médicos, incluyendo kits para ayudar a Caracas en la pandemia del covid-19 que el martes totalizaba 20.754 casos de contagio y 180 fallecidos. Técnicos iraníes le ayudan a volver poner en funcionamiento las deterioradas refinerías de Pdvsa y a recuperar aeronaves militares. Más recientemente se habla de asesoría en telecomunicaciones, porque se sospecha que con su apoyo ha establecido un centro en el Cabo de San Román, en el extremo norte de Venezuela, para monitorear las telecomunicaciones aéreas y marítimas, con equipos que habría llevado entre abril y mayo la aerolínea Mahan Air, en 17 vuelos.

Hace poco se conoció que Maduro habría adquirido un avión de la aerolínea Avior, con el que buscaría lograr viajes directos entre Caracas y Teherán con la intención de eludir sanciones, evitar capturas, y sobre todo consolidar la nueva relación comercial. Porque en Venezuela, la apertura grandes negocios se ha vuelto inusual en medio de la crisis económica. Los ciudadanos ven con buenos ojos a llegada del mercado persa, aunque digan a los cuatro vientos que “ hay muchos productos, pero lo que no hay es plata”.

 

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