Ricardo Rivas, hermano del fotógrafo Paul, acababa de llegar a Guayaquil el martes 10 de abril. Viajó con los familiares de los otros dos periodistas que en ese momento estaban secuestrados por el frente Oliver Sinisterra liderado por alias Guacho. Habían llegado a la segunda ciudad del Ecuador para hacer una ronda de medios y denunciar la poca importancia que según ellos había tenido el Gobierno de Juan Manuel Santos con respecto a la retención de los tres periodistas. Cenaban en el hotel junto a Galo Ortega, padre de Javier, redactor del Comercio, mientras veían la televisión. Un anuncio intempestivo los aniquiló: el Frente Oliver Sinisterra acababa de lanzar un comunicado en donde afirmaba que los periodistas secuestrados acababan de ser asesinados.
En la mañana de ese día el gobierno ecuatoriano había lanzado un cambio de estrategia que preocupó a los familiares de los periodistas secuestrados: el ministro de Defensa, César Navas, anunció que no había más negociaciones. El ejército intentaría rescatarlos a sangre y fuego. El cerco que se puso sobre Guacho y sus hombres fue respondido con la ejecución de los tres periodistas del Diario El Comercio. Ricardo Rivas no creyó en el comunicado. Su hermano Paul no podía estar muerto. El gobierno de Lenin Moreno reprochaba la divulgación del comunicado y acusaba a los medios de comunicación colombianos de tremendistas y exagerados.
Con la angustia taponándole la garganta, Ricardo Rivas viajó a Lima a buscar a Lenin Moreno quien asistía a la Cumbre de las Américas. El presidente del Ecuador se reunió con los familiares de los periodistas y les dio un parte de tranquilidad. Un día después, el miércoles 11 de abril del 2018, se conocieron las fotos de los periodistas asesinados. Ya no había ninguna duda, la tragedia se había consumado. Desde ese día Ricardo Rivas se convirtió en la voz de los familiares de los periodistas que exigen la entrega de los cuerpos.
El viernes 13 de abril es la última vez que Guacho se comunicó con el gobierno ecuatoriano. Pretendía, con el apoyo de la Cruz Roja, crear un corredor humanitario para entregar el cuerpo de los periodistas. Los bombardeos del ejército colombiano no dejaron un milímetro de paz. Desde entonces no se ha vuelto a saber nada. Ricardo Rivas no tardó en señalar el desinterés del gobierno colombiano y de su presidente por recuperar los cuerpos. "No han intervenido en absolutamente nada de este proceso. El presidente Juan Manuel Santos solo se pronunció después de que se confirmó el asesinato de los tres periodistas en su territorio".
Un mes después de los asesinatos los familiares no saben nada. En la última semana se reunieron dos veces con la ministra de justicia ecuatoriana. Han viajado a hablar con ONG’s en Estados Unidos esperando que les den una mano para recuperarlos ya que no pueden esperar a que la Oliver Sinisterra de sus coordenadas. La última vez que alias Guacho habló fue hace diez días cuando volvió a pedir abrir un corredor humanitario algo que no fue escuchado por ninguno de los gobiernos.
Ricardo, como las otras familias, se siente ninguneado. Nadie se comunica con ellos y se enteran de las novedades gracias a los medios de comunicación. Como una medida desesperada llegaron a Bogotá este martes 15 de mayo con la esperanza de hablar con Juan Manuel Santos. Por ahora sólo han sido recibidos por la FLIP