"Y vuelve la burra al trigo’’ dice el viejo refrán. Este encaja casi que perfectamente en la época electoral que se aproxima. Nada raro sería que en el país del Sagrado Corazón esta sea la oportunidad perfecta para la reactivación acostumbrada de la feria de los mercaderes de votos para el mejor postor. Unos pocos e incautos buscan poder calmar con un tamal y un plato de lechona el hambre al que nos ha condenado este gobierno del grandioso eslogan ‘’Todos por un nuevo país’’, que de nuevo no hemos visto nada, sino más desigualdad y pobreza.
Estos mercaderes de votos se remangan las botas del pantalón, se arman de poncho y sombrero para aparentar ser uno más del pueblo y se adentran a lugares donde sólo aparecen por la época electoral con actitud de pretender ser un bonachón que abrazan y sonríen, pero de manera hipócrita, luego desaparecen como si el "patas" se los hubiera cargado y las promesas se convierten en polvo de hadas. Con ínfulas de mesías y con los bolsillos llenos de billeticos de $50.000 y, tras él camiones cargados de cemento y tejas que buscan intercambiar por votos a quienes ellos creen que serán sus incautas victimas fáciles de engañar, pero que en realidad son ciudadanos deseosos de que sean tenidos en cuenta y desesperados por soluciones oportunas; acceden silenciosa y casi que obligadamente a participar de estas sucias artimañas politiqueras de vieja escuela, y para colmo de males, los engatusan con discursos fervorosos, patrióticos y casi que religiosos, cual pastor evangélico, y convincentemente les hacen creer que son la solución a sus problemas, pero no sabiendo ellos que seguirán dolorosamente condenados al olvido y al abandono.
Les comparto un fragmento de una canción de Vico C. que hace alegoría a esta época de promesas y vacilaciones: ‘’Nos usan pa’ ganar después nos tiran cuando ganan, y ahí es que podemos ver la verdad que trabajan por el voto no por la sociedad, No les importan las vidas que en el barrio se han perdido y pa' ganar las elecciones van al caserío abrazan a mi abuela saludan a mi tío pero los pasados 4 años estaban escondidos’’. Apuesto a que te suena algo familiar.
No quiero culpar a la clase pobre y trabajadora que mucho hacen por este país, y que sólo buscan una ayuda ‘’divina’’ que les ayude a calmar sus penurias diarias. Y no, la culpa no es de ellos, la culpa es de unos cuantos lobos disfrazados de ovejas, oportunistas e hijos del mal, que se aprovechan de estos ciudadanos para sacar grandes tajadas, puestos oficiales y favores políticos. Luego de que el bonachón sonriente de abrazos hipócritas logre que su ''señor'' se siente en el trono a planear con su cúpula de orangutanes (Me da hasta algo de pesar ofender a estos bellos animales) durante cuatro años el desangramiento lento de los recursos, y, que desde ahí repartirá a su club de lambones frasquitos de conserva ( mermelada), y de manera orquestada dirigirá con batuta en mano, la repartición de la gran torta llama Colombia, sin contar con la masacre política, tributaria, y social del país, que se nos vendrá piernas arriba ( roguemos al cielo que no le entregue el país a los illuminati y/o a los reptilianos).
Así que ya lo saben señores y señoras, si quieren hacer algo de platica para estas épocas electorales, rompan su marranito y monte una lechonería, una tamalería y/o una ferretería y verán que le lloverán los clientes.