Margarita Villa, quien se casó con Julio Gerlein Echeverria a comienzos de la década del setenta, ha dedicado su vida a la familia. Era una reina coronada gozándose el Carnaval de Barranquilla cuando Julio la conoció en 1968. El reinado de las niñas bien barranquilleras ha ocupado un papel central en la familia Gerlein, que ha estado vinculada al evento desde 1966 y del que han resultado reinas varias mujeres del conocido clan familiar barranquillero. Quien primero se entusiasmó fue el patriarca de la familia Julio Gerlein Comerin, quien en ese mismo año organizó la comparsa Los Mosqueteros que hizo rabiar al entonces presidente Carlos Lleras Restrepo componiéndole estos versos:
Oiga señor Presidente elegante
se lo decimos muy despacito
queremos un puente como nosotros gigante
y no como usted chiquitico
Lleras, tan propenso al descontrol furioso, a quien se le conocía con el apodo de “Rabiavieja”, estalló con tanta furia que destrozó el bastón de mando que le habían regalado.
Todo esto quedó borrado por la euforia social que generó el matrimonio Julio Gerlein y Margarita Villa, la Reina de Carnaval. Juntos han visto crecer el clan familiar en la política y los negocios, que cuando comenzaron como dos jóvenes frescos y entusiastas no anticiparon lo que sucedería. Los hermanos Gerlein armaron un verdadero team con Roberto, el mayor centrado en la política convirtiéndose en el gran elector del Partido Conservador en el Atlántico hasta terminar siendo, al momento de su retiro en la legislatura pasada, en el senador con más permanencia en senado.
El frente de los negocios copó a Julio, quien además de hacer mucho dinero con los contratos estatales a través de Valorcom, se volvió en el gran financiador de las campañas de su hermano y de otros políticos locales, como ocurrió con Aida Merlano, a quien Julio sacó de la nada y la impulsó a la cúspide política nacional. Los hermanos Gerlein lograron una exitosa mezcla de política y negocios que parecía blindada hasta la hecatombe que ocasionó la detención de Aida Merlano en julio del 2018. Se destronó el pedestal de los Gerlein y se destaparon conflictos y amarguras guardadas durante años. Los tres hijos del matrimonio: Margarita, Fernando y Julia entraron a formar parte de la comidilla social de Barranquilla y las hermanas incluso, se dice, intervinieron en el torbellino que se armó con el destape de la ilegalidad que rodeaba el torrencial de votos de Aida Merlano.
Margarita Villa, la madre, vivía una vida tranquila en Barranquilla, disfrutando del piano a ciertas horas y con las energías puestas en la fundación Germen de Paz, cuyas últimas actividades fueron un reconocimiento a los ancianos mayores de noventa años que han ayudado en el gran salón del Country Club el 8 de octubre del 2019.
Los sábados reúne a sus tres hijos y a sus casi veinte nietos y le prepara a cada uno los platos que más le gustan.
Una armonía que se vivía de puertas para adentro terminó hecha trizas desde aquel julio del 2018 de la detención de Aida y aquello que le siguió durante el año y medo de detención, con ingredientes de hospitalización por depresión, intentos de suicidio, lujos en la cárcel y una llamada a indagatoria a Julio Gerlein, también por cuenta del fraude electoral de Aida Merlano, y quien a sus 79 años, jamás pensó que podría terminar en los estrados judiciales.
Pero el puntillazo a la vida familiar y social de los Gerlein lo dio la aparición en escena de Aidita, la hija de Aida Merlano quien entró en acción y protagonismo mediático a raíz de la huida de su mamá el pasado 1 de octubre. Desbocada, decidió develar una realidad que se había guardado secretamente y de su propia voz destapó la historia del romance de 30 años de su mamá Aida con el empresario Julio Gerlein. Lo contó todo.
La conoció a finales de la década del ochenta. Aida mamá tenía 16 años y era hija de Domingo "el Monchi" Merlano, un mochilero de confianza de los Gerlein, de esos que tenían la capacidad de amarrar miles de votos en los barrios del sur de Barranquilla, sobre todo el de Buenos Aires donde nació Aida.
Julio Gerlein le llevaba 36 años de diferencia y decía armarla con locura. Aida era un fenómeno político, la mochilera más hábil que los hermanos Julio y Roberto Gerlein habían conocido. En el 2008, subida en los hombros de los Gerlein llegó al Concejo de Barranquilla, cuatro años después llegó a la Asamblea con una cifra récord: 42.275 votos. En esa época Aidita tenía diez años y su figura paterna era la de Julio Gerlein, a quien siempre vio como un protector que les dio todo económica y emocionalmente. Las Merlano dependían completamente de él.
Aidita ha hecho de la coyuntura de la detención de su mamá una oportunidad para popularizarse, logrando en menos de un mes 92.400 seguidores en Instagram, la red donde coloca sus provocativas fotos.
Sin pudor ni consideración de la familia oficial de Julio Gerlein, ha tratado de golpear un matrimonio de 55 años, que ha estado en el centro de la sociedad barranquillera. Margarita Villa, ha llevado con gran dignidad y altura el escándalo protagonizado por Aidita Merlano hija, quien con sus palabras e impertinencias ha intentado hacerle daño; sigue siendo la misma discreta señora dedicada a la fundación Germen de paz y a la unidad familiar por encima de cualquier desavenencia. Una unidad que no piensa dejar romper y que muy seguramente lo lograran.
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