En Soledad, Atlántico, el miedo por un contagio de COVID-19 cada día parece aumentar. El segundo municipio más importante del departamento tiene 281 contagiados actualmente y 8 fallecidos y su riesgo es alto si se tiene en cuenta que es el brazo derecho de Barranquilla donde está el aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz, la terminal de transportes, el portal matriz de Transmetro y en su frontera está el emblemático estadio Metropolitano.
Ya en Soledad hay empresas en las que se siente la crisis sanitaria por el coronavirus. Una de ella es el matadero manejado por la familia Barraza, que cuenta con un diputado —Sergio Barraza de Cambio Radical— y una representante a la Cámara —Jezmi Barraza del Partido Liberal—. El matadero parece que se ha convertido en un foco de contagio y ha reportado al menos 14 contagios.
En el municipio los ojos se posan también sobre la planta de sacrificio de pollos Acondesa, una de las tantas empresas de la familia Char, ubicada en el populoso barrio Hipódromo, que tendría más de una veintena de casos que resultaron positivos al patógeno, y que baraja por ello la suspensión de operaciones y el cierre temporal de las instalaciones.
Las cifras de contagiados vienen acelerándose con fuerza en Barranquilla y el departamento, al punto de que el alcalde Jaime Pumarejo restringió las salidas de los ciudadanos que solo pueden estar en la calle una vez cada quince días y prácticamente decretó un toque de queda los fines de semana, mientras que la gobernadora Elsa Noguera ha seguido activamente la situación de los municipios y coordinado medidas para enfrentar la crisis.
El alcalde Rodolfo Ucrós, que le ganó el pulso a la ficha de Fuad Char en las pasadas elecciones al ganar con los avales del Partido de la U, el Partido Conservador y el Centro Democrático, no tiene mucho margen de acción. Sumado a los cuestionamientos por los supuestos sobrecostos en un contrato de $ 2.100 millones fue firmado con la Fundación Lirio de los Valles y que ya está siendo revisado por Contraloría y Procuraduría, está la situación de la gente en Soledad, donde la pobreza asciende a más del 50% y la obliga a incumplir la cuarentena para buscar el sustento diario en el mototaxismo y las ventas ambulantes.