Un escenario poco alentador para la tolda política que ha manejado los destinos de Bolivia desde el año 2006 y tan solo interrumpida por casi un año de gobierno de Jeanine Áñez. El Movimiento al Socialismo (MAS) protagoniza una disputa interna en lo que supone el preámbulo del ambiente electoral que se vivirá en el país para el año 2025.
En una conferencia de prensa ofrecida en la víspera, la ministra de la Presidencia boliviana, María Nela Prada, dio a cocer el disgusto del Gobierno, encabezado por Luis Arce, con respecto a las afirmaciones dadas a conocer por el vicepresidente de MAS, Gerardo García. Este acusó a Arce de “traicionar” al partido y a su líder, el expresidente Evo Morales.
“Lamentamos profundamente y rechazamos de manera firme y plena estas declaraciones (...) no hemos traicionado ni traicionaremos los principios de nuestro movimiento político”, puntualizó la funcionaria. En otro momento, la ministra subrayó que “lamentablemente estos señalamientos contra nuestro presidente (Arce) que estuvo aquí en los momentos más duros para justamente levantar de las cenizas junto al pueblo boliviano, a nuestro instrumento político, para devolver la esperanza y la estabilidad”.
También se refirió a las presuntas acusaciones de envenenamiento que el Ejecutivo estaría preparando contra Evo Morales, formuladas por parte de la cúpula del partido. “Hay que señalar que el único veneno es la división”, dijo, “que el único veneno son todos estos intentos de fraccionar el movimiento popular”.
Según Prada, los señalamientos al presidente intentan crear un estado de opinión adverso que facilite la expulsión de Luis Arce y de su vicepresidente, David Choquehuanca de las filas del Movimiento al Socialismo. Ante esto, alertó que el principal enemigo del MAS es la “derecha fascista” y no su jefe.
En otro momento lanzó un dardo contra la cabeza del partido. Según María Nela Prada, el MAS no tiene ni “dueños ni patrones” y recordó el papel de la organización en la sociedad: “es el brazo político de las organizaciones sociales” (…) “le pertenece al pueblo boliviano más allá de documentos de expulsión o de carnets de militantes”, sentenció.
En lo que parece una respuesta a las palabras de la jefa de la oficina presidencial, el exmandatario Evo Morales tuiteó dos párrafos que, más que calmar las aguas, acentúan el cisma del conjunto de izquierdas. “Si alguna autoridad cree que llegó al cargo por su supuesta fama o mérito personal y no por el acompañamiento, la lealtad y el compromiso orgánico del MAS-IPSP, está demostrando que no pertenece a nuestro instrumento político del pueblo”, enfatizó.
En este contexto, algunas de las secciones locales del MAS respaldaron al presidente Luis Arce, quien agradeció el apoyo que le brindó, entre otros, la dirección del MAS del departamento de Santa Cruz. En un tweet, Arce enfatizó que "no solo era un respaldo a su gestión", sino que también era "un respaldo a la democracia."
“La traición es lo que más duele”
El último conflicto conocido dentro del MAS estalló el pasado martes, cuando en una reunión del MAS, su segundo al mando acusó a Arce de quererse presentar a las próximas elecciones presidenciales bajo el auspicio de otro partido.
Gerardo García arguyó que “la traición es lo que más duele (...) En vez de que hagamos una gestión de Gobierno, ellos siguen diciendo que son del MAS, pero están actuando de otra manera, han intentado y están intentado hacer su propia estructura política”. Asimismo, declaró que la dirección del partido se arrepiente de haber acordado por Arce para sustituir a Evo Morales a la cabeza del país. Según García son varios puntos los que han contribuido a esa conclusión.
El primero de ellos es la permanencia de funcionarios que, según el partido, han sido criticados desde la base y “siguen intactos” en sus puestos, por lo que el pueblo se está cansando de estas actitudes. Lo segundo es la supuesta “corrupción que afecta a la actual cabeza del Estado”, un tema que viene creciendo desde el reconocimiento del Gobierno de cierta permeabilidad del narco en instituciones policiales.
En este sentido, Morales denunció que el Ejecutivo, propuesto por él, le ataca con mentiras y le amenaza. “Lamento mucho que ahora con un gobierno que llegó al poder con la sigla del MAS-IPSP tenemos citaciones, investigaciones y persecuciones”, expresó en sus redes sociales.
Tal vez la clave de la discusión sea la elección del abanderado del MAS en 2025. Gerardo García, entre sus quejas, mencionó que ‘Lucho’, como se le conoce al presidente Arce en su país, le expresó que ejercería el mandato de la nación “por única vez”.
La pelea llevó al extremo de no invitar a la próxima reunión ampliada del MAS a sus militantes que ejercen como funcionarios en el actual tren ejecutivo bajo la justificación de que no pueden ser "juez y parte" en los debates. Una decisión que exacerba las divisiones.
Un llamado a la unidad
El diario español ‘El país’ se hizo eco de las palabras de una de las personalidades más respetadas dentro del Movimiento: el exvicepresidente Álvaro García Linera. Éste llamó a un acuerdo de unidad en la izquierda boliviana.
Según Linera, citado por el rotativo ibérico, al estar separados será difícil lograr una victoria y más complejo aún lograr un triunfo en lo adelante, mencionando que perderán el poder “por mucho tiempo”. Advirtió incluso sobre la incertidumbre que esta pelea podría traer a la sociedad, y que indudablemente se vería reflejado en unas encuestas acompañadas del pesimismo.
El antiguo segundo al mando de Evo Morales recordó que en todas estas peleas públicas viene de la mano la apatía política, un escenario que no solo podría dañar la imagen de los líderes, del país y del partido, sino que también podría dar al traste con una “derrota catastrófica” en las presidenciales de 2025.
La disputa entre los líderes
Si algo ha quedado siempre claro en las bases del partido MAS, es la figura indiscutible de Evo Morales como ente aglutinador. La elección de Luis Arce Catacora como presidente no solo trajo diferencias en la manera en la que ambos dirigían el país, sino también el llamado de atención del nuevo Gabinete cada vez que Evo intentaba participar en las decisiones del Estado.
Si bien ha mantenido una línea similar en política interior y exterior, lo que puso la piedra final en el muro entre el ‘arcismo y el ‘evismo’ fue el proceso de promulgación de la Ley sobre el censo de población que acabó con una huelga en el motor económico del país (Santa Cruz). Esto no fue bien visto por el ala dura del MAS, poco acostumbrada a perder contra sus adversarios políticos. Esto fue calificado por Morales como un “error histórico”.
La división interna es un problema que agobia a las organizaciones de izquierda que una vez exhibieron poder, no solo nacional sino también continental durante la llamada “década ganada” de la izquierda en Latinoamérica. Puede mencionarse el caso de Rafael Correa con su antiguo vicepresidente Lenín Moreno, o la ruptura que actualmente vive el Gobierno peronista de Alberto Fernández y su vicepresidenta Cristina Kirchner.