El cristianismo se caracterizó hace 2000 años por practicar de manera fervorosa la caridad, y esa tradición se ha sostenido a través de los tiempos con luces y sombras, ya que un cristiano o una persona de buena voluntad y de cualquier lugar u origen, puede impulsar la caridad sirviendo a sus semejantes; resaltando que en la Biblia en el libro de Santiago, leemos: “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.
El sacerdote italiano Luigi Tarapelli fue el primero en mencionar la justicia social en 1843, siendo así uno de los pioneros de la Doctrina Social de la Iglesia, esto fue antes de la aparición del Manifiesto Comunista en 1848, escrito por Karl Marx y Friedrich Engels, en donde se hacía apología de la lucha de clases y se exaltaba a la violencia para la toma del poder; y desde esa época se veían las grandes contradicciones entre el comunismo totalitario y el cristianismo; pero el marxismo, 112 años después, de forma marrullera, confecciona el disfraz de la Teología de la Liberación, con el que ha engañado a muchos.
También hay que mencionar que el papa Pio IX, en la Encíclica Quanta Cura, en 1864, condenó las enseñanzas marxistas y el exagerado liberalismo económico, siendo la base posterior de las enseñanzas del papa León Xlll, que dieron una importancia trascendental a la Doctrina Social de la Iglesia, fundamentada en el amor al prójimo y no en el odio de clases predicado por el comunismo totalitario en sus dogmas.
Siempre hay que mencionar que el ex-espía de la Unión Soviética, Ion Mihai Pacepa, en entrevista con Aciprensa, el 5 de mayo de 2015, afirmó que la KGB, agencia de inteligencia de URSS, fue quien creó la Teología de la Liberación en 1960, para influenciar en los países latinoamericanos, siguiendo la hoja de ruta del Kremlin, de acuerdo a la guerra fría, subrayando que para los marxistas leninistas, la religión es otra forma de lucha, y Nikita Khruschev, gobernante ruso de ese entonces, quería que su país extendiera los tentáculos en esta parte del mundo, para ello contó, no se sabe si por ignorancia o mala fe, con algunos jerarcas de la Iglesia en países de región.
Es imposible que la Teología de la Liberación, agenciada por el comunismo totalitario, tenga algo que ver con la Doctrina Social de la Iglesia, que es libertaria y que busca el bienestar de las comunidades fundamentada en la caridad cristiana, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia primitiva, que en el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos narra: “y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”, esa majestuosa tarea la realizaron los primeros cristianos hace 2000 años sin pretender alcanzar el poder político.
La Teología de la Liberación se encuentra en las antípodas de la Doctrina Social de la Iglesia, porque hay que tener en cuenta que la encíclica Rerum Novarum promulgada por el Papa León Xlll, el 15 de mayo de 1891, es una respuesta a la descristianización de los sectores proletarios impulsado por el marxismo, cuyo fundador planteó que la religión era el opio del pueblo, afirmación rechazada por el dirigente anarquista Mijaíl Bakunin, contradictor de Marx en la Primera Internacional de los trabajadores, quien defendía su cristianismo católico, por no tener elementos científicos para volverse ateo; así que una cosa es buscar la construcción del Reino de Dios y su Justicia aquí en la tierra, como antítesis de la opresión y el despotismo y otra juntar al cristianismo que es libertario con el comunismo totalitario.
En Latinoamérica se distinguen por su militancia en la Teología de la Liberación desde que fue creada por URSS a través de la KGB, los obispos Sergio Méndez Arceo, de México y Hélder Cámara, de Brasil, a ellos los acompañaron los sacerdotes Camilo Torres de Colombia, Leonardo Boff y Frei Betto de Brasil, Miguel de Escoto y Ernesto Cardenal de Nicaragua y Gustavo Gutiérrez del Perú, entre otros, curiosamente todos ellos admiradores del sátrapa de Fidel Castro(1926-2016), lo cual significa que ni el amor cristiano, ni la misericordia puede acompañar a quienes exaltan a un genocida de esa calaña, como lo fue el difunto dictador cubano.
La Doctrina Social de la Iglesia nada tiene que ver con la Teología de la Liberación, y a pesar de la manipulación marxista, el cristianismo católico después de 2000 años sigue su peregrinación atalayando el signo de los tiempos, para no caer en la trampa del enemigo y con la esperanza que da el señor Jesús cuando afirma: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.