El reciente Manifiesto Laborista, lanzado precisamente el 21 de noviembre pasado, casi como celebrando nuestro paro nacional, puede ser una carta guía que anticipa el ataque neoliberal y servir de apoyo estratégico a las rutas que tracen el devenir del país, siempre que no pensemos que es al pie de la letra. El manifiesto logra agrupar lo mejor de las políticas más avanzadas y triunfantes de la socialdemocracia europea. No se olvide que el manifiesto del Partido Comunista también fue lanzado en Londres, lo cual confirma una vieja tradición revolucionaria, pero hoy estrictamente democrática.
Indudablemente muchos desearán pescar en el río revuelto del paro en Colombia. Incluso la derecha en el poder con su pereza alucinante, completamente hedonista, que no ha sido capaz de conciliar una ley de financiamiento, se apresura a contestar con golpes tácticos de penetración de neoliberalismo criollo tipo Carrasquilla. Parece que la consigna es no pongas atención al paro, vamos a mamarles gallo, golpea mientras ellos, distraídos, cacerolean. Pero el tiro les puede salir por la culata.
Carrasquilla viene de carrasca, maracas o guacharaca. Es decir, un instrumento menor que acompaña de sordina, ruido, pues no tiene un sonido específico; cual Carrasquilla, parece entonar al son que le toquen. Es el instrumento más peligroso del gobierno pues no parece pertenecer al hedonismo democrático.
El manifiesto propone por ejemplo financiar para muchos. En una fase financierista del capitalismo mundial, financiar para las mayorías no es solo un acierto, sería una innovación que podría apalancar lo mejor de quienes trabajan en las calles y los campos: pondría capital barato en las manos creadoras de quienes más lo necesitan, que es mucho más que prometerles una pensión. Si ellos fueran capaces de acumularla y ganársela con su trabajo no creo que eso perjudique a nadie. A no ser que eso les sepa a socialismo a los mismos de siempre. Pero no, el financierismo no ha sido inventado por los socialistas, aunque eso no quiere decir que esa forma de apropiación de la riqueza no pueda servir para producir algo real en vez de simples intereses al capital.
Y financiar para muchos con qué objetivo. El laborismo pretende poner capital para financiar las economías que aborden la defensa contra el cambio climático. ¡Nada menos! Pretenden volver eso rentable. Meterle billete a la generación de empleos que favorezcan la protección estratégica de la vida en la Tierra, en vez de gastar en el uso de energía fósiles contaminantes. Esta visión pareciera que es más fácil de implementar en nuestro medio que en Inglaterra pues nuestra economía todavía es muy verde; es decir, sin querer queriendo estaríamos a la vanguardia de lo que pretende el mundo hacer de aquí en adelante. ¿Por qué no aprovechar ese tren gratuito que nos ofrece la historia?
Pero lo realmente contundente es cómo los laboristas pretenden que se produzca ese cambio: “(…) El objetivo es democratizar y descentralizar radicalmente la economía británica a través de nuevas instituciones públicas y de propiedad cooperativa”. Por lo general, se sabe, las cooperativas gastan un tiempo enorme en acumular, cuando no se quedan en el camino; pero si tienen el incentivo de nacer grandes es posible que acumulen más rápido y, haciendo uso de su naturaleza comunitaria, distribuyan mejor. Mientras por naturaleza el capitalismo distribuye mal, casi que para inducir la escasez y pescar en el mayor precio, es el asunto de la ganancia media y otros enclaves; que la ganancia quede en manos cooperativas financia más cooperativas. Y crea más tejido social. Es la reproducción ampliada del capital redituando para quienes produce la riqueza con sus propias manos. El Estado provee el capital. Y, obviamente controla, pues no es asunto de regalar sino de rebajar el costo del dinero.
¿Es esto darwinismo puro? Parece que sÍ lo es. Luego del surgimiento de la cultura como elemento proclive de la selección natural, es obvio que el hombre puede neutralizar sus naturalezas más nefastas y el laborismo parece entenderlo así. En las condiciones del peligro contra la vida en la Tierra, inducida por el neoliberalismo profósil es obvio que la defensa es apenas natural.
“El partido también está comenzando a pensar en nuevos enfoques de la política monetaria y la regulación que pueden dar forma a la creación de crédito de los bancos privados de manera social y ecológica”. (…) ofrece una respuesta al malestar económico clave del Reino Unido: una ciudad hinchada y especulativa de Londres que no invierte en actividades productivas y sostenibles”.
Bueno, si se mira a Bogotá con toda su pestilencia de material particulado arriba en las nubes, absorbiéndose por la respiración de sus niños, puede pensarse que es una solución contra el apocalipsis. Bogotá es mucho menos especulativa financieramente que Londres, por lo tanto, una vez más, estaríamos gratis en la vanguardia de lo que pretende el mundo.
¿Será que el hedonismo democrático reprende esto como socialismo? Con el atraso con que hacen las cosas, seguramente.
Descentralizar y democratizar las opciones contra el cambio climático con aportes presupuestales e incentivos públicos, coopertivizando la acción ciudadana, además de regulaciones a la banca privada para que meta la ficha es algo que podemos lograr con apenas dar un paso. Eso estaría cerca de Agro Ingreso Seguro si no se hubiera torcido el rumbo para donde se volteó criminalmente.
El laborismo del 21N propone una economía más democrática para el siglo XXI. ¿Pero cómo? Abriéndose hacia delante. Con el oído puesto en el futuro de las mejores ideas, participando de un amplio debate internacional. “(…) mediante la extensión de los principios de propiedad democrática y control de la infraestructura clave a nuevas áreas”. Obsérvese que esto no va más allá de una revolución democrático burguesa. “La política emblemática del partido para implementar la banda ancha pública gratuita universal es un buen ejemplo. No es simplemente un obsequio electoral brillante, sino que ha sido elegido para representar la oferta central del partido: democratizar la economía y al mismo tiempo modernizarla”. Se trata de “reinventar el socialismo democrático para el futuro”. No son precisamente los herederos del chavismo en Londres. “Esto significa preguntar: ¿cuáles son las "alturas dominantes" de la economía actual? Así como los ferrocarriles y las vías fluviales fueron la infraestructura crítica del siglo XIX, internet y el sistema bancario son la infraestructura crítica del siglo XXI”. ¿Se quedan cortos en esto?
Bueno, los chinos están a la vanguardia con las 5G y, todavía no la habían lanzado cuando ya estaban girando capitales para financiar las 6G. También cabe preguntarse si en las condiciones de una economía cooperativa que nos salve del cambio climático, el poder de los bancos, ¿todavía estará en manos privadas? La distribución del crédito hay que democratizarla en Colombia. En Colombia los que más tienen fundan bancos que recogen de a puchitos entre los que menos tienen para prestarse entre los que más tienen. Para eso, ya con la plata en los bancos encarecen el crédito. Democratizan la recolección, no la distribución. Y el gobierno va y les ayuda. Valiente gracia. Así cualquiera hace plata.
Copio en extenso lo siguiente: “El laborismo también va más allá de una expansión de la propiedad pública para pensar más profundamente sobre cómo democratizar el sector privado”. Con “tres políticas emblemáticas. Primero, la propuesta de exigir a las grandes empresas que transfieran acciones a 'Fondos de propiedad inclusiva' controlados colectivamente por sus trabajadores. Esto está inspirado en el Plan Meidner sueco y tiene como objetivo facilitar una transición gradual del capitalismo de los accionistas a la propiedad de los empleados. En segundo lugar, una nueva Agencia de Desarrollo Cooperativo con la misión de duplicar el tamaño del sector cooperativo. Tercero, promover la 'creación de riqueza comunitaria': un enfoque promovido por el Ayuntamiento de Preston para mantener el dinero público circulando en la economía local mediante el apoyo a las empresas locales y comunitarias”. Se entiende en todo esto que existe el recurso humano preparado administrativa y sobre todo políticamente para entender la talla del reto. No se trata de fundar la cueva de Alibabá y sus 40 ladrones. De pronto cabe agregarle, en nuestras tierras tan ladronas, un fideicomiso. Aquí subyace que el objetivo no es solo democratizar la economía de mercado al expandir la propiedad pública y cooperativa, sino también restringir el alcance de la economía de mercado al expandir nuestra capacidad para satisfacer nuestras necesidades fuera de ella”. El mundo se estaría preparando para una era poscapitalista. Y las mentes más claras le apuntan a eso.
Ahora bien aceptar todo esto en el marco de una sociedad capitalista global es un riesgo enorme. Nadie garantiza que todos esos procesos laboristas, aun dándolos triunfantes estén garantizados de por vida o puedan evolucionar hacia adelante en el marco de una democracia global. Pero se la juegan. He allí el reto de las democracias en lo sucesivo.
Es obvio que la gente que dirige el paro puede beber y aclimatar estas ideas a partir de una concepción prospectiva.
Notas. He tomado citas de La promesa laborista de democratizar, aparecido en un newsletter de International Politics and Society que comenta el Manifiesto Laborista del Labour Party.
