En la carretera entre Sibaté y Bogotá, están aún las ruinas de los que fue el más grande sanatorio mental del centro del país: el hospital neuropsiquiátrico Julio Manrique un edificio que está en abandono y que fue testigo de gran parte de la historia de la salud mental en Colombia.
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El Manicomio de Sibaté, construido en 1937. Y aunque fue uno de los principales centros de atención psiquiátrica del país fue clausurado por vario problemas y críticas, entre ellos el abandono por parte del estado y la gobernación de Cundinamarca, al punto que su estructura ya presentaba peligro para los pacientes. El lugar se ha convertido en un símbolo de la negligencia y el olvido y también de terror.
El manicomio fue cerrado en 2008 debido a la falta de recursos y la incapacidad para atender a los pacientes de manera adecuada y también a otras denuncias como malos tratos a los enfermos mentales. Desde que el edificio fue abandonado se convirtió en un refugio para vagabundos y un lugar de peregrinación para los curiosos y lo amantes de los misterios.
El manicomio de Sibaté no solo es un lugar de interés histórico, sino también un lugar de terror. Los rumores de fantasmas y apariciones han rodeado al edificio durante años, convirtiéndolo en un lugar de peregrinación para los entusiastas del paranormal.
Dentro de las fallas que encontró en su momento la Contraloría y que llevaron al cierre del lugar, fueron entre otras: la utilización ilegal de un cementerio dentro del hospital Julio Manrique, que fue construido en los años 50, pero que no tenía permiso de operación por parte del Ministerio de Salud. Era un camposanto para sepultar pacientes que eran abandonados por sus familiares. Algunas de sus tumbas han sido profanadas.
Hoy en día esta manicomio de Sibaté, como se le conoce, es un lugar que inspira miedo y a la vez respeto. Quienes han entrado allí dicen que tiene una energía pesada, que está lleno de fantasmas, lo que los lleva a ser uno de los sitios más enigmáticos ubicado a las afueras de Bogotá que tiene historia propia.