Mientras se firmaba en La Habana el Acuerdo para el fin del conflicto en el que la canciller jugo un papel relevante, en su despacho en Bogotá explotaba una crisis de carácter laboral que involucra a más de 400 empleados y contristas y a la gerente de recursos humanos del Ministerio, Carmenza Naranjo. La funcionaria, quien es hermana del general Óscar Naranjo, se posesionó hace un par de meses después de ocupar el mismo cargo en la Presidencia de la República. La canciller tenía en mente darle estabilidad laboral a los empleados que tenían contrato de prestación de servicios y logró una adición presupuestal para tal efecto.
La plata llegó pero la directora de recursos humanos actuó en otra dirección: formalizó al grupo más antiguo dejando por fuera a una buena parte de quienes hoy prestan sus servicios a quienes les suspendió o no renovó los contratos. Con el argumento de la limitación presupuestal les prometió reengancharlos en el futuro. La explicación no los dejó satisfechos y lo cierto es que algunas áreas como la de tecnología están afectados por el retiro de 18 funcionarios claves. La decisión puede tener un costo mayor al previsto con la formalización de los damnificados harán respetar los derechos laborales adquiridos.