Hasta hace pocos días, la encargada de todas las llamadas, las citas y todas las tareas derivadas de su agenda privada y pública estaba en manos de Jesusita Quirós, como había ocurrido desde hace quince años, sin importar el rol que estuviera jugando su jefe Gustavo Petro. Los cuatro últimos años lo había hecho desde el senado. Siempre creyó que por la confianza y su eficacia,tenía el puesto ganado. Sin embargo, las cosas no resultaron.
Gustavo Petro ya presidente, decidió otra cosa. Nombró a Laura Sarabia no solo Secretaría privada sino que la empiedro como jefe de gabinete, un cargo creado adhoc para María Paula Correa en el gobierno Duque, pero que el presidente Petro mantuvo para Sarabia, quien se estrenó en el primer Consejo de ministros.
Jesusita, incomoda, no aceptó ningún nombramiento con su jefe el Presidente y decidió replegarse y refugiarse en el congreso con el cargo de asesora grado VIII, donde uno de los senadores del Pacto aprovechará sin duda su expertismo.