Yo tengo, en general, buena impresión de la doctora Martha Lucía Ramírez. Es una mujer luchadora, dedicada, preparada; con una gran trayectoria y ha representado bien a su partido Conservador en diferentes escenarios.
Por lo tanto, es apenas natural que en la convención del partido conservador, la hayan proclamado como candidata presidencial, después de haber sido ministra de Comercio exterior del doctor Pastrana, ministra de Defensa y embajadora en Francia del doctor Uribe.
No obstante sus méritos, existe un lunar. Y protuberante. No he podido olvidar el episodio que ocurrió hace ya 7 años, con motivo del ascenso a general del, para esa época coronel, Mauricio Santoyo Velasco, quien había sido el primer jefe de seguridad que tuvo Uribe en sus ocho Años de gobierno.
Durante su época de senadora, la doctora Martha Lucía, fue elegida, seguramente por su trayectoria, como presidenta de la comisión segunda del senado que es la que se ocupa de los asuntos de política internacional, de la seguridad y además de los ascensos de los militares y de los policías. En esa comisión compartimos la legislatura del 2006
Éramos 12 Senadores entre los que estábamos: Juan Manuel Galán, Cecilia López, Alexandra Moreno Piraquive, quienes éramos de la oposición, y el resto, la bancada gobiernista conformada por la propia doctora Martha Lucía, Adriana Gutiérrez, Manuel Enrique Rosero, Luis Humberto Gómez Gallo, Manuel Ramiro Velásquez Arroyave, Jairo Clopatofsky y otros que no recuerdo en el momento.
La información que teníamos sobre el coronel eran francamente alarmantes: pesaba sobre él, destitución e inhabilidad por 5 años a que lo había condenado la Procuraduría de Maya Villazón, por interceptación ilegal, cuando era comandante del Gaula en Medellín; y por algo francamente escabroso: que algunas de esas interceptaciones contribuyeron a la desaparición y asesinato de los activistas de derechos humanos Claudia Monsalve y Ángel Quintero.
El presidente Uribe lo defendió a rajatabla, incluso emitió un comunicado, en el que dijo que como el Coronel iba a apelar el fallo, la presidencia esperaría al fallo definitivo. En segunda instancia la procuraduría también lo encontró culpable, aunque meses después, el Consejo de Estado, lo absolvió por trámites de forma.
En esas condiciones llegó a nuestra comisión la solicitud de ascenso. Allí Juan Manuel Galán, Cecilia López, Alexandra Moreno Piraquive y yo, lo negamos con determinación; por cuanto el aspirante estaba aun en entredicho por las chuzadas, pero sobre todo, porque no estaba resuelto el asesinato de los defensores de los derechos humanos, además porque las autoridades investigadoras, aun cuando habían encontrado una caja de papeles y disquetes que contenían indicios de los presuntos nexos del coronel con bandas ilegales, estos se habían perdido misteriosamente.
Los congresistas uribistas, entre ellos Martha Lucía Ramírez, se lavaron las manos y nos aplastaron con ocho votos contra cuatro. Adujeron que era prácticamente un héroe de la patria, y que, como se trataba de una persona cercana al señor presidente, eso ocasionaba envidias y molestias en los congresistas de la oposición.
Fue así como el 27 de noviembre del 2007, la Comisión Segunda del Senado le dio la bendición al entonces coronel de la Policía Mauricio Santoyo y lo convirtió en general de la República.
Lo demás ya es parte de la historia más vergonzosa que hemos vivido en el presente siglo: el general Santoyo fue solicitado en extradición por una corte del Estado de Virginia y condenado a 15 años de prisión por colaboración con grupos paramilitares.
Los senadores que lo ascendieron, siguen jurando que no conocían las alegres travesuras del peligroso oficial; el expresidente Uribe, quien lo protegió, con toda seguridad será el senador más votado en los próximos comicios; y la doctora Martha Lucía Ramírez, recibió su premio al ser designada como aspirante a la presidencia de la república. Aun cuando ese lunar no logra desdibujar toda su trayectoria, de todas maneras la desluce, la ensombrece y la estropea.