David Racero tomó su primera decisión como presidente de la Cámara de Representantes con una resolución que le quitará un lujo a los congresistas afectandoles el bolsillo. Se trata de las camionetas que usan los funcionarios de presidencia hasta los congresistas de la Cámara. Con esta decisión, Racero le evitará al Estado un gasto de $1000 millones anuales en mantenimiento y servicios, así como el no tener que comprar vehículos que rondaban los $450 millones. Los representantes tendrán que devolver los vehículos que les habían asignado para este nuevo gobierno que inició el pasdo 20 de julio cuando se posesionaron en el Capitolio.
La Cámara de Representantes no volverá a comprar ningún vehículo en particular por tiempo indefinido. De esta forma, Racero le busca dar cumplimiento a su lema: “ejemplo y no vergüenza”.
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