En el año 1924, en pleno corazón de Bogotá, fue inaugurado uno de los teatros más emblemáticos de Bogotá: el Teatro Faenza. De la mano del arquitecto Arturo Tapia y el ingeniero Jorge Muñoz, la edificación, que rompió por completo el estilo republicano de la capital, abrió sus puertas un 3 de abril y de inmediato se volvió el epicentro para la reunión de la crema y nata de la ciudad, al ser el primer teatro de proyección de películas de cine.
Durante mas de 40 años vivió una época de oro, y en su escenario se alcanzaron a presentar artistas como Carlos Gardel o Miguel Matamoros, pero cuando inició el éxodo de personas que vivían en el centro de Bogotá hacia otras partes de la ciudad, comenzó su decadencia. Fue ahí cuando empezó la leyenda del Faenza, en donde durante los años 70 se grabó cine porno, pero también se produjo cine "snuff".
Hay que aclarar que este tipo de películas se caracterizan por mostrar crímenes reales, sin utilizar ningún tipo de efectos especiales, y según el mito popular, el Faenza sirvió como locación para realizar esta clase de filmes. Incluso, la revista Shock en el 2017 entrevistó a algunas de las personas que estuvieron a cargo del teatro durante este periodo de tiempo, y aseguraron que el cine "snuff" en el Faenza fue totalmente real.
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Los días en los que en el Teatro Faenza se hizo cine "snuff"
Según el audiovisual, un hombre llamado Manuel Chaparro era quien dirigía todas las producciones que se realizaban en el edificio, y hasta intentó convencer al padre del terror y la ciencia ficción en nuestro país, Jairo Pinilla, para dirigir una de las películas. Fue le mismo director de cine quien contó que le propusieron trabajar en el Faenza, en un metraje donde iba a haber tanta sangre que hasta el camarógrafo se iba a untar.
Así mismo, el actor Alejandro Muñoz contó que pudo haber sido una de las víctimas del teatro, pero justo antes de grabar las escenas se dio cuenta de que todo iba a ser real y salió corriendo por las calles del centro de la ciudad para no terminar desmembrado y convertido en el protagonista de una única película.
Todos estos testimonios no dejan nada a la imaginación y, aunque no es 100% seguro que sean reales o una simple invención, se vuelven mucho mas reales al saber que en la remodelación del teatro, que inicio en el año 2004, se encontró un sótano donde habían elementos de tortura y rasgos de sangre en varias de las paredes.
Hoy, el Teatro Faenza hace parte de la Universidad Central y ha vuelto a adquirir la relevancia que tuvo en sus años de gloria, pero las historias oscuras sobre lo que pasó en su interior son parte de esa Bogotá profunda en la que ocurren muchas cosas, pero que nadie se atreve a contar.
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