Cada vez que hay un escándalo, y en medio hay periodistas, es común escuchar frases como “no fue objetivo”, “introdujo sus sentimientos” o, peor aún, “él o ella no se pueden involucrar con el hecho”. Queridos y apreciados lectores, nosotros los comunicadores sociales y periodistas no somos robots.
Ni las investigaciones son objetivas, ni los periodistas dan voz. Esta es una postura que defiendo sin llegar a extremos. Uno de los problemas de la formación del periodista, a concepto propio, es esa exacerbada enseñanza, peligrosa, de que siempre el periodista deber ser objetivo. ¿Qué es ser objetivo si todo lo que yo informo me atraviesa como sujeto?, ¿es un problema de discurso o de información?, ¿realmente la objetividad se encuentra?
Y es que ese discurso de la objetividad se cae en el momento en el que llega la investigación a nuestras vidas y nuestras carreras. Lo primero que hay que explicar, después de tener la idea, claro está; es decir cuál es el vínculo con nosotros. Es un choque, realmente. No sabemos que decir por culpa de la objetividad. Nadie es objetivo, delimitar campos, palabras, cifras, lo importante o lo no relevante ya tiene inmerso un proceso de subjetividad. Cada quien tiene una forma de presentar la información.
Parece ser que la subjetividad es vista como un monstruo que mata y asusta. En opinión propia, hay que dejar de temerle y de verla como algo totalmente ajeno al desarrollo del ser y del periodista.
Ahora bien, algo que sí hay que ver y analizar con lupa es el manejo de la información: tergiversar o manipular la información ya no es un problema de lo objetivo o lo subjetivo. Es un problema ético de la profesión.
Por otro lado, es importante hablar de la especialización dentro de la Comunicación Social y el Periodismo precisamente para evitar la mala manipulación de la información. Los periodistas no nos la sabemos todas.
Uno de los principales problemas del campo es saber poco de muchas cosas. Por ejemplo, lo judicial y legislativo. Nos enseñaron a escribir noticias, a presentarlas y a locutarlas pero no a comprender el significado de cada palabras de escribimos y es así cuando el periodismo judicial toma fuerza pues nunca, ni por error, podemos dar los hechos por entendidos.
Explicar un hecho noticioso jurídico necesita de preparación y conocimientos bases para poder expresar y explicar de manera correcta una noticia.
Por eso, las especializaciones, el periodismo con apellido, como el jurídico, es de vital importancia en un país en donde damos todo por entendido y en el que creemos que si la noticia salió en la sección de "última hora" es lo único que se debe conocer.
