1,8 salarios mínimos ganaba, pase de carro a moto para economizar y pagar las cuotas del proyecto de interés social en el que compre sobre planos; estoy cerca del final del crédito en el icetex que me dio mi profesión, pago arriendo en un sector modesto donde la inseguridad no es la constante pero de vez en mes repunta. Mi vida prometía estabilidad, si sostenía esta austeridad y seguía invirtiendo en mi futuro este sería bueno conmigo; proyectaba un ascenso laboral en unos años, con este me capitalizaría para una especialización y ya de ahí en adelante todo sería cuesta arriba; o por lo menos así lo visualizaba, así lo planeaba, y como lo leí en un libro de mentes millonarias, así lo decreté.
Pero con lo que ni el autor de estos libros ni yo contábamos es que llegaría esta pandemia. La empresa no cerró, pero si canceló mi contrato, la constructora paró obras, pero me siguen pidiendo mes a mes la cuota, el icetex frenó sus cobros, pero luego de tres meses de esta situación, y los reactivaran algún día, sin importar si de nuevo tengo empleo o no.
La frase de moda, de temporada y la más quemada es: ¨Hay que reinventarse¨ …me hierve la sangre cada que la escucho, es fácil de decir para quienes ya cuentan con una base, un ahorro, aun les queda algo de estabilidad, han pasado por menos en esta cuarentena o incluso antes de ella estaban mal; pero qué hay de los que a pulso estábamos construyendo nuestro futuro, los que pasábamos de cuota en cuota de algún crédito porque era la única manera de hacernos a activos propios; cómo reinventarse cuando ni el duelo hemos podido hacer; pensar en un nuevo horizonte mientras ignoras las llamadas de los acreedores es casi imposible, desligarse de años de estar centrado en un camino no se hace en 3 meses de confinamiento.
Busqué salidas no milagrosas para sobrevivir, para llegar al siguiente fin de mes con la esperanza de que algo mejore, de que una oportunidad llegue, soy colombiano y somos gente terca, persistente y sobre todo hombres de fe. Pero hasta la fe mas fuerte colapsa al encontrarse con que soy un nini de la pandemia: ni lo suficientemente pobre para un subsidio o ayuda ni lo suficientemente rico para un crédito en un banco. Yo era una clase social media que estaba surgiendo, ahora soy un cúmulo de pasivos.
La derecha en Colombia hace lo que mejor puede, pero siempre protegiendo las grandes empresas y con soluciones tardías para el pueblo; la izquierda que estaba tan robustecida con sus marchas se ha escondido sin aportar soluciones, esperando que todo pase para hacer control político y salir a destapar la corrupción que hubo en este estado de emergencia. Los colombianos mientras tanto vivimos de alargamiento en alargamiento, cada vez menos temerosos de la ley y del virus, porque es peor el virus del hambre. El país del sagrado corazón cambió, pero no se reinventó.
@YOJULIANP
