Por ejemplo: antes, el tapabocas era un implemento exclusivo para los profesionales de la salud y quizá para una parte del escuadrón miliciano, pero ahora esa mascarilla que protege de agentes patógenos se ha vuelto parte esencial del atuendo de cualquier ciudadano del mundo. Los hay de todos los gustos y colores, del tamaño que se busque y para portar según la ocasión.
Otras palabras como vacuna, respiradores, epidemia, hipocondría, zoonosis y coronavirus se han vuelto populares, las dicen el tendero y la vecina, la periodista y el político, la estudiante y el infante. Son expresiones que han enriquecido el léxico desde el mes de marzo, aunque no siempre se usan de manera correcta. Veamos el caso de la expresión “la pandemia global de COVID-19” que, aunque se alegue que el adjetivo “global” procura señalar la magnitud de la pandemia, no deja de ser redundante ya que, por definición, se refiere a la epidemia de una enfermedad transmisible que se extiende por distintos continentes y afecta la vida de millones de personas.
Revisemos también el caso de una de las palabras estrella que han llegado para integrar el repertorio verbal de los ciudadanos. Cuarentena. Un tiempo que recuerda los aislamientos en el siglo XIV por motivo de la peste negra, que, por costumbre, tenían la duración del mismo número de días que estuvo Jesús en el desierto. Según la Real Academia Española, esta palabra también puede entenderse como el “aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales”. Siendo así, no está mal usarla ahora que llevamos un poco más de 140 días en decreto de cuarentena obligatoria; lo que sí está mal es que la gente no atienda la importancia de permanecer en el rigor del decreto y en la responsabilidad de su cumplimiento.
Fijémonos en otra; la palabra "confinamiento" que tiene un uso en el ámbito del derecho, supone un carácter punitivo, esto se entiende como una medida que restringe la libertad. No obstante, el cambio semántico se da por el uso que los usuarios del lenguaje le están dando. Entonces por contexto confinamiento es un sinónimo de cuarentena y aislamiento que deberá diferenciarse puntualmente en el discurso de la jurisprudencia. Para la RAE confinamiento es la pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio. De tal manera que en sentido de los discursos que usan repetidamente esta palabra, hacen énfasis en la interpretación negativa del mandato del gobierno nacional, asumiéndolo como un castigo de las estructuras de poder en contra de la ciudadanía.
Por último, quiero hablar del concepto “asintomático”, ese adjetivo de la medicina que tiene que ver con el estado de las personas que no presentan síntomas de enfermedad. Existe el caso desconcertante para la ciencia de personas que tras los 14 días de incubación del COVID-19, no presentan sintomatología o la presentan en un nivel mínimo de gravedad, siendo así propagadores del virus en un porcentaje menor al de los sintomáticos. Se trata en este momento de una franja gris para la ciencia por cuanto los casos identificados no cuentan con suficientes pruebas experimentales para ampliar los conocimientos sobre los síntomas mínimos de esta enfermedad. Lo cierto es que en países como el nuestro, cuando estamos en el momento de mayor riesgo, deben extremarse las medidas de aislamiento sino queremos incorporar a nuestro lenguaje otras palabras como: clúster, letalidad y exterminio.