En las montañas de esta tierra fría, en medio de la cordillera central, en el norte del Cauca, en una tierra de contradicciones; cuna de resistencia pacífica y hoy de grandes confrontaciones, donde el conflicto armado se agudiza entre esta población indígena que lucha por salir adelante, habitada por mujeres valientes, luchadoras, empoderadas, mujeres de una belleza original y auténtica, que enorgullecen al pueblo Páez, en este bello Valle llamado Toribio, así era Carmelina.
Carmelina, sobresalía en la vereda la Bodega, por su carácter, que formó en un hogar violento en sus primeros años hasta los catorce, mujer de armas tomar que no era acorde con su pequeño cuerpo, con su amabilidad, con los años vividos y su lucha por los derechos humanos de su pueblo Nasa, lideró en 2019 ese sello que la caracterizaba, el Programa “Mujer del Territorio”, relata su hija Teresa, para la época en que mi madre nació el 03 de marzo de 1962, las mujeres se amañaban muy rápido, con mi papá compartió toda su vida, hasta ese cruel día que cegó su existencia, en esta tierra NASA.
Para Carmelina, la lucha por defender el territorio era incansable, temeraria y aguerrida, lucha que la llevo a que sus premoniciones se cumplieran ese 16 de marzo de 2024, donde aquellos grupos ilegales le quitaron la vida a esta pequeña mujer pero empoderada de las luchas de su pueblo, que conllevaron a tener estos enemigos que la silenciaron al otro día de que muchas balas penetraran su pequeña cabeza, que le causaron la muerte el día 17 de marzo.
Su muerte ha dejado el corazón roto de toda su familia, las lágrimas derramadas como el cauce de nuestros ríos en invierno, son escasas para describir la nostalgia de la ausencia de mi Carmelina, manifiesta su compañero de lucha Josè Ascue, con quien procreó once hijos, siete vivos., dos de ellos asesinados en 2020.
La muerte temprana de esta resiliente mujer, ha dejado una comunidad indígena indefensa, huérfana, pues, era Carmelina la que defendía los derechos de las mujeres, de aquellas maltratadas y de jóvenes que iban hacer reclutados ilegalmente, revela la gobernadora del resguardo Toribio; Rubiela Quigue.
Para una de sus hijas y quien ha seguido sus pasos; María Teresa Ascue Yule, manifiesta con profunda tristeza, que Carmelina hace parte de la historia de Toribio, era un personaje que daba la vida por los derechos humanos de la comunidad, pero, además, era una mujer emprendedora, una gran tejedora, enaltecía su comunidad con unas bellas mochilas.
María Teresa Ascué Yule, su hija recuerda a su madre a los dos meses de su muerte, con un arma especial que la caracterizaba, portaba un bastón que la llenaba de fortaleza, sabiduría y enseñanzas, eso les expresaba a sus hijos, hijas, nietas y nietos
Con sentimientos entrelazados, por un lado la tristeza por haber perdido a su progenitora y a dos de sus hermanos en el 2020 por una causa que los ha re victimizado, por una guerra sucia, incontrolable y sin fundamento en esta bella región, pero por otro lado, con una sonrisa adornada por sus blancos dientes como el marfil, su pelo negro y su juventud que resalta como la naturaleza que rodea esta hermosa región, enaltece el legado que les dejo Carmelina; los valores que les dejó a todos sus siete hijos actuales; mi madre era una mujer muy ejemplar, una mujer que nos incentivó a salir adelante, nunca tener miedo para dar las luchas que se dan acá en el territorio, a no rendirse, esto me enorgullece de mi madre, manifiesta una vez más su hija Teresa.
Con el corazón partido en mil pedazos, María Teresa, envía un mensaje a los que mataron a Carmelina “a los que mataron a mi madre no los odio, porque ella no nos enseñó a odiar, pero si les digo que dejen las armas, que no maten, somos seres humanos y merecemos respeto y por favor respeten la vida del ser humano”.