El lector de 'La cuadra': crecimos viendo sicarios como ejemplos a seguir

El lector de 'La cuadra': crecimos viendo sicarios como ejemplos a seguir

En 2002, milicianos y paramilitares llegaron a las comunas del nororiente de Medellín. Los jóvenes soñaban con huir. Esta novela les regresa el amor por el barrio

Por: Felix Antonio Cossio Romero
agosto 22, 2022
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El lector de 'La cuadra': crecimos viendo sicarios como ejemplos a seguir
Fotos: Cortesía/Canva

Dedicado a mis hermanos, Yulis y Pascual sobrevivientes de la cuadra

Nací en 1991, en la ciudad de Medellín, año en que la ciudad de la eterna primavera fue considerada la ciudad más violenta del mundo, récord que afortunadamente ninguna metrópolis del mundo le ha podido quitar. La novela La cuadra de Gilmer Mesa, es memoria y testimonio vivo de ciudad, y aunque la época que el describe no corresponde a mi generación directamente. La maldad se transforma y habita otros cuerpos y otros contextos, los mismos personajes y escenas se repiten, y mientras el flagelo del narcotráfico siga incrustado en la sociedad colombiana, las cuadras de Medellín y Colombia seguirán derramando sangra de sus hijos en sus calles.

Recuerdo una escena terrible en diciembre del año 2002, en el barrio Andalucía, Comuna 2 de Medellín. La operación orión había ha acabado de terminar en la comuna 13, pero muchos milicianos y paramilitares se habían desplazado a las comunas de las zona nororiental de Medellín, y la violencia era extremadamente fuerte, además, el metro cable de Acevedo-Santo domingo estaba en proceso de construcción, y el trayecto comprendía una estación en el barrio Andalucía, el “progreso” en las alturas, ocultaba el gran baño de sangra que acontecía en el asfalto de nuestros barrios populares de la comuna 2.

En ese momento el barrio era dominado por una banda apodada “los Chanos”, que dominaban todo el sector de las drogas, extorsión y hurtos en todo el barrio, y se enfrentaban con bandas vecinas, pasaban por las casas y advertían a todos los vecinos del sector que se guardaran temprano, que se iban a dar bala con los de Santo domingo. Si en La cuadra de Aranjuez, de los años ochenta que Gilmer Mesa describe en su novela, existían personajes como Denis, Ricardo Prisco, Kokorico, Tito el gusano y Manicomio. En Andalucía, en el año 2002 estaban Chano, el cabezón, el enano y la raja muertos (su apodo se debía a que trabaja en una funeraria), Todos estos seres llenos de maldad, que eran la reencarnación de personajes de La cuadra de Gilmer Mesa, generaron mucho dolor a toda la comunidad.

Chano, el jefe de la banda tenia 2 hermanas “Nana” y “María”, y el 24 de diciembre del año 2002, en plenas fiestas de diciembre, mandan a María a comprar unas botellas de aguardiente en un barrio vecino, pero era un sector que hacía parte de las denominadas “fronteras invisibles”, y los enemigos se dan cuenta, interceptan el bus y la matan dentro del vehículo. Alguien completamente inocente, ajena al conflicto es asesinado por el solo hecho de ser familiar de unos de “los duros” del bando contrario. “los muchachos del barrio” se empezaron a preocupar porque María no llegaba, al rato les dieron la noticia de que la habían asesinado los del bando contrario dentro del bus, antes de que acabara el año 2002, año maldito para la ciudad de Medellín, ellos pudieron averiguar quien fue, y antes del 31 de diciembre ellos acabaron con la vida del asesino de María, y le cortaron la cabeza, y se la mandaron a la mamá en una olla grande, con papas, yuca y plátanos, y con un letrero pequeño en la cabeza que decía ¡Hola, Mamá!, y se lo dejaron a la señora en la puerta de la casa.

Crecimos viendo escenas como estas, un mundo donde solo la violencia, las drogas y la delincuencia son la alternativa para los niños y jóvenes que crecimos en estos contextos. Por eso, la novela de Gilmer Mesa, tiene tanta vigencia, es una obra del eterno retorno de nuestra sociedad medellinense, de ayer y hoy. De nuestros barrios y de historias que aun buscan ser contadas.

Pero hay un valor inmenso en La cuadra de Gilmer Mesa, que es descubrir nuevamente el amor por el barrio, sus esquinas y habitantes. Muchos de los muchachos que crecimos en estos barrios populares soñamos en algún momento irnos para el Poblado y Laureles (barrios ricos de la ciudad), o si es posible irse para el extranjero. Pero, la lectura de La cuadra, ha hecho volver a descubrir las historias de mis barrios y comuna, y recuperar un amor olvidado por las mismas. Así, como Gilmer Mesa ha declaro un profundo amor por su barrio Aranjuez, su novela y testimonio han vuelto a enamorarme de mi barrio Santa cruz, y sé que así pasen 10 o 20 años, podre decir que La cuadra seguirá siendo mi novela favorita.! ¡Gracias, Gilmer Mesa!

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