El largo (peludo, oscuro y camandulero) brazo de la Procuraduría

El largo (peludo, oscuro y camandulero) brazo de la Procuraduría

Por: Nelson Cárdenas
diciembre 11, 2013
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El largo (peludo, oscuro y camandulero) brazo de la Procuraduría

Empecemos por el principio. El procurador, legalmente, sí puede destituir e inhabilitar. A Petro y a cualquier funcionario público. Esa función se la dio la constitución del 91 y toda la reglamentación construida a su alrededor. Así sea Petro, o el más desconocido de los funcionarios, bien sean de elección popular o de libre nombramiento. En eso no hay duda alguna. Para eso, para controlar, se le dieron los dientes al guardián, así a sus creadores se les haya olvidado poner el control al ente en otro que no estuviera bajo su control. El apoyo popular o no de una persona o de una medida no es razón para su inmunidad o inaplicabilidad, respectivamente. El respeto por la ley, fundada en que esta se construye dentro del acuerdo, nos salva –o al menos debiera hacerlo- de la barbarie. Pero la discusión no es esa, no es si tiene el derecho o no a hacerlo, sino si, uno, es justa su sanción y dos, qué motiva y significa su actuación

La sentencia de Ordóñez va, en principio, en contra de la decisión del alcalde de cambiar el modelo de recolección de basuras y de su manera de hacerlo, restringiendo la participación de grandes empresas privadas para incorporar a pequeñas empresas de recicladores y a las empresas del distrito, la del acueducto en particular, y al desmadre que se produjo en los primeros días en la implementación del mismo. Más allá de juzgar que parte del desmadre se consiguió gracias a la resistencia de los operadores privados que perdían su negocio, de varios medios de comunicación que clamaban casi la llegada de los mayas en un apocalipsis que no salía a mirar y no existía sino en algunos lugares y en ciertos momentos, y de la resistencia de varios sectores de la población y no solo a la dificultad normal que implica cambiar todo un sistema, lo que dice el procurador con su documento es que cambiar de políticas, en este caso, pasar de lo privado poderoso a lo privado de pequeños capitales más lo público no está permitido, y que, a juzgar por el tamaño de la sanción, es peor intentar un cambio que robarse el presupuesto –como en el caso de Samuel Moreno- o aliarse con asesinos ilegales (que los hay legales) como en el caso de Mario Uribe (de esos Uribe). Prohibido gobernar, pareciera ser el mensaje. Pero no es tan así, y lo sabrán uds. tan contentos todos con sus alcaldes, gobernadores concejales, desde la Guajira al Amazonas, todos tan llenos de lunares permanentes en basuras, movilidad, contratación y cuanto tema se les antoje evaluar, que sorprendentemente pasan orondos y sin rasguño por el aguzado ojo revisor del procurador y sus funcionarios. Y es que el mensaje en realidad es, dicho con mucha elegancia, discurso y miriñaque, prohibido gobernar si no gobierna dentro de mi línea ideológica (política y religiosa). Punto. Sin segunda instancia (porque la segunda instancia es con él mismísimo Procurador en persona).

Se pregunta uno si la desproporción entre falta y pena no se deba más bien a la muy decidida acción de Petro de proponer nuevos modelos de ciudad, desde el transporte hasta la vivienda, pasando por servicios públicos, seguridad y reintegración social. Se lo pregunta uno de puro ocioso, la verdad, porque la evidencia grita la respuesta

No es la primera vez que este ente, liderado por ese funcionario, le da por disfrazar sus creencias ultraconservadoras –a las que tiene derecho- para atravesarse en contra de leyes y funcionarios que no coinciden con su parecer moral: el proceso de paz, el aborto, la legalización de la droga, el matrimonio igualitario, el no al logo del UCD con la cara del pequeño hombre y todos aquellos que se han pronunciado a favor han quedado en la mira del funcionario. Algo se encontrará en su contra, en la ley, o si no lo hallase, en su dios o su libro. Y sus posibles jueces y controles callan. Callan cómplices, o tal vez cobardes, asustados por las investigaciones que puede cursar o cursan contra ellos. Me recuerda al inquisidor gringo J. Edgar Hoover, que actuaba a su acomodo durante casi 50 años, con la carpeta de pecados de sus opositores debajo del brazo, del presidente para abajo, que temblaban de saber que su red de micrófonos, fotógrafos e informantes se les podía colar desde la cama hasta la oficina. Su concepción de la seguridad iba a atravesada por su cruzada moral que incluía, como buen cruzado, los pecados que el mismo mantenía muy guardados en su closet con encajes. Y claro, con él los beneficiarios del statu quo, que ni para qué se mencionan.

¿Qué sigue? Que el procurador reverse es posible pero no probable, excepto que políticamente se le vuelva inviable por presión de ese etéreo llamado “opinión pública”, pero, pobre de él, pobres de nosotros, es santandereano y conservador, es decir, tiene más reversa un río. Aunque bien es sabido que un buen terremoto puede con todo. Incluso con una renuncia del muy orondo quemador de libros. Pero no será el terremoto que muchos quisieran para continuar en la guerra, desde uno y otro lado, lo que va a llegar, sino un suave viento sin reversa, este viento del fin del conflicto al que le ha llegado su tiempo, el que nos va a poner del lado de la civilidad, en donde bien que crea uno en la Virgen, Krishna o el Ki, que me guste por detrás, por delante o no me guste, que crea en el mercado o en el pueblo, blanco y de copete o cobrizo y con plumas, tenga validez inobjetable dentro del mismo Estado que construyo con mis impuestos.

“Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe” decía mi vieja, y seguramente la de Ordóñez, paisano mío, que como buen hijo, no le puso cuidado hasta que ya es tarde.
De tanto girar la perilla del horno inquísitorio, último bastión importante del uribismo, la ha roto y le va a quedar en apagado, gestionando de paso -todo es posible- la unión de la tan irrejuntable izquierda, lista para hacer el giro del nuevo país que viene.
texto y foto
@NelsonCardena

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