El fútbol es tal vez uno de los negocios más lucrativos del mundo. Hoy un jugador de fútbol como James Rodríguez puede costar cerca de 50 millones de euros. Pero alrededor del deporte también crece el comercio. Y la Copa América es la excusa perfecta para que el centro de Bogotá, en San Victorino, se convierta en un mercado ambulante donde abundan todos los productos posibles con los colores de la Selección Colombia. En la era Queiroz los aficionados se ilusionan también con que la Selección logre escalar a nivel continental. El buen momento de un equipo poblado de estrellas internacionales lo aprovechan los hinchas y los comerciantes, que mueven miles de millones con camisetas piratas pero de primera categoría.
El jugoso negocio de las camisetas piratas de la selección Colombia
La Copa América es la excusa perfecta para que el centro de Bogotá se convierta en una súper bodega donde se encuentran prendas desde $ 5.000 y copias que pasan por original