Habían pasado los 90 minutos reglamentarios, mientras que del segundo tiempo extra tan solo faltaban segundos. Chile y Brasil, entonces, se debían ir a la definición desde el punto penal. De pronto Mauricio Pinilla recupera un balón, desborda por el medio de la cancha, hace una pared con Sánchez, solo quedan segundo para terminar, tiene el balón frente a la cancha, dispara y... el balón pega en el travesaño, negando la posibilidad de eliminar a los pentacampeones y equipo anfitrión. Paros cardíacos, lagrimas y gritos se vieron en el estadio y en todo Chile. Finalmente el equipo austral quedó eliminado por penales.
Con tal episodio de su vida, el jugador Mauricio Pinilla decidió tatuarse la jugada y grabarse la frase 'A un centímetro de la gloria':