El día 31 de julio del año 2014, seguramente, quedará escrito en las páginas negras de la historia del fútbol colombiano y del país. Esta vez, no se da la situación por la muerte de algún futbolista. Tampoco hay señales (nuevas) de algún caso de corrupción. En un país donde nada nos sorprende, ha sido contratado por un equipo de la primera división un personaje llamado Braulio Nóbrega.
Braulio, como es conocido en la atmósfera deportiva, es un delantero promedio surgido en la cantera del Atlético de Madrid. Su andar en el fútbol, realmente, no ha sido envidiable. Desde el año de su debut no ha sido más que un jugador inestable. Ha pasado por varios equipos de la primera y segunda división española y, en su ultima temporada, jugó en el desconocido fútbol de Malasia. En resumidas cuentas el término "futbolista promedio" es una muestra de respeto y cortesía, de mi parte, para un futbolista que jamás demostró cómo y por qué pudo jugar profesionalmente. Ha marcado en 10 años menos de 70 goles. Eso para un delantero es un promedio vergonzoso. Esa cantidad de apariciones en el marcador, por ejemplo, nuestro Falcao la logra en menos de 2 años. Claro, les pido excusas por comparar al tigre con este señor parido en las Islas Canarias.
"The bull", como él se autodenomina, ha brillado más por sus escándalos que, creo yo, desconocemos en Colombia. Sí, quiero pensar que los ignoramos. Dudo mucho que si la gente lo supiera, hubiese aceptado la llegada de un personaje con su expediente al fútbol nacional. El exdelantero del Real Zaragoza y Hércules ha sido condenado a multas que ascienden a 12.600 euros por dos delitos de abuso sexual, dos faltas por vejaciones y uno de lesiones a cuatro mujeres. De hecho uno de los fiscales españoles, en uno de los delitos cometidos por el jugador, llegó a pedir cinco años de cárcel para el nuevo habitante de nuestro país.
Braulio fue detenido el 21 de septiembre del año 2011, dos días después de que una vecina de Cuarte denunciara ante la Guardia Civil haber sido víctima de una agresión en plena calle. En su denuncia, la mujer describió la presencia de un Porsche negro en las inmediaciones del lugar y de una bolsa deportiva en su interior, una descripción que coincidió con la dada por una testigo que vio el asalto y la huida del sospechoso. La fiscalía responsabilizó, además, al jugador de la agresión sufrida por otra mujer a la que tiró al suelo, donde la manoseó los pechos antes de emprender la huida como todo un cobarde. Ese mismo año, el exjugador del Getafe, tuvo en su contra dos denuncias más. La primera de ellas por acosar a una mujer, a quién también le tocó sus pechos, en pleno verano español. La segunda de ellas, fue la queja por parte de una mujer que aseguró haber sido llamada por el sujeto desde el interior de un auto (al parecer pedía ayuda), una vez que la mujer estuvo allí pudo descubrir que el, por ese entonces, delantero del Cartagena español se masturbaba mientras la veía. Vale aclarar que estos no son "chismes de pasillo", pues el propio delantero ha reconocido ante la justicia sus actos.
Patriotas F.C. presentó, a través de su presidente Juan Manuel Rogelis, al delantero sin importar estos antecedentes. El canario, entonces, estará viviendo en la capital boyacense durante esta temporada. El conjunto tunjano hizo lo que Milonarios no decidió hacer. Al cuadro azul, al parecer, sí le importó su pasado y decidió no hacerse con sus servicios.
Seguramente los machistas colombianos dirán frases como "Él puede cambiar", "Eso fue antes" o "Hay que esperar a ver qué pasa". Pues yo no quiero esperar. En un mundo absorbido por la violencia de género, debemos tener tolerancia cero ante estos delincuentes. ¿Con qué necesidad debemos esperar a que viole a una ama de casa colombiana? No tiene sentido que, como grupo social, permítanos la llegada de un personaje con estos antecedentes a nuestro país. Máxime si viene a demostrar sus capacidades en un deporte que es seguido por millones de menores de edad en nuestro país. Si bien es cierto que en Colombia hemos tenido antecedentes de futbolistas "polémicos", este caso excede los límites. No es lo mismo comparar problemas como los de Wilder Medina, con las patología sádica del delantero español. Es momento de hacer una protesta, masiva, en contra del club rojo para exigir que este señor salga del país. El tiempo de "defender" a nuestras mujeres es ahora. En Colombia debemos repudiar cualquier tipo acto en los que la violencia de género haya existido o exista.
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#DESPIERTACOLOMBIA.
