Las próximas elecciones presidenciales dejarán al desnudo las verdaderas intenciones de los precandidatos que hasta el momento han expresado su interés en salvar la tierra del Corazón de Jesús, que desfallece en medio de la impotencia popular e indiferencia de sus dirigentes. Estaba previsto que esta contienda estaría marcada por el proceso de paz, inentendible para el resto del mundo, pero acá las propuestas se han dividido a favor del conflicto y en contra del mismo.
El proselitismo político inmiscuye a desprevenidos ciudadanos que sufren posteriormente en carne propia las consecuencias de sus malas decisiones. Se volvió común en este país subdesarrollado la quejadera de los pobres, que a propósito son el 75% de la población total del país, con frases contra el régimen se levantan y con las mismas se acuestan. Mucho peor los lamentos cuando el día traiciona la esperanza y ni siquiera para alimentarse con carbohidratos se puede.
Decir que es producto de la democracia cuando un infeliz ciudadano a través del voto elige equivocadamente a un funcionario, es una absoluta mentira. Ese es otro cuento como el resquebrajado castrochavismo, falacias que han capturado las mentes de los afligidos, convencidos que el espíritu santo iluminará a los electos para que procedan acorde al discurso de campaña. Es inconcebible como una persona ‘jodida’ escoja como su representante a un político mezquino, reconocido no por sus propuestas sino por los antecedentes.
Cada vez me convenzo de que no es una mala costumbre sino una enfermedad la que afecta a la ciudadanía al momento de tomar decisiones políticas. De otra manera, cómo interpretar la actitud de gente que maldice a los burócratas, expresando a los cuatro vientos la ineptitud de sus gobiernos, del atropello a los derechos básicos de la salud, educación, agua potable y empleo, y termina apoyando a sus propios acribilladores, por lo general los mismos de siempre.
Las redes sociales se han convertido en una medida para determinar las intenciones de las masas; es lamentable observar sufridos campesinos, mujeres vulnerados sus derechos y desempleados, peleando y defendiendo a su patrono que por lo general proviene de las castas que han impuesto su capricho por décadas. Esto es degradante desde todo punto de vista. Ha empezado el juego diabólico que embrutece totalmente a las comunidades, es tan macabra esta actividad, que carcome la memoria del constituyente primario, adoctrinándolo a gusto del avasallador, cercenando sus principios y de paso cerrándole la puerta a la esperanza soñada antes de elecciones.
El juego diabólico está sobre la mesa, gracias a la fragilidad mental de quienes eligen. Muy fácil de entenderlo: si a segunda ronda pasa el candidato de Centro Democrático y un aspirante del grupo de la coalición independiente, Santos y sus secuaces llegarán a la canasta del partido de Uribe Vélez para ganarle al pueblo. Si a segunda ronda, llega el candidato de Santos frente a la coalición independiente, los uribistas apoyarán a la mermelada para ganarle al pueblo. Como dicen en mi tierra, "la calavera es ñata por donde se le mire", y al final por culpa del mismo pueblo, el pueblo será el único damnificado.
Los zorros políticos de alto calado por lo general son los que se juntan fines de semana para tomarse su whiskys en los mejores clubes de Bogotá y otras ciudades turísticas como Cartagena. En la noche afloran su linaje que instintivamente los traslada al mismo concepto, y en el día se rasgan las vestiduras. Es un juego de niños ricos disputándose el juguete preferido, el pueblo. Es obligación para el colombiano de a pie entender como las élites y caciques electorales negocian con el porvenir ajeno. Los electores prácticamente son los peones en el juego del ajedrez político-electoral.
Lo realmente preocupante es que la apatía política de la ciudadanía permite que el cinismo caudillista profundice con confianza de tal modo que ni el masoquismo ni las precarias condiciones sociales, son suficientes para concientizar y elevar una voz de protesta contra la sistemática opresión.
La coyuntura sociopolítica hace que sea un acontecimiento especial, considerando que uno de los mayores logros de la población ha sido empezar a consolidar la paz con la agrupación guerrillera más vieja del continente, razón para continuar con la defensa del futuro en favor de los más necesitados. El propósito de este juego perverso es que el ciudadano entregue el alma al diablo a razón de que el infierno es el mejor premio.
