El 2009 fue un año clave para el mercado internacional de mochilas: Tatiana Santo Domingo “la hippie del palacio de Mónaco” fundó Muzungu Sisters, una marca inspirada en la colección de artesanías que descubrió en sus viajes alrededor del mundo.
Muzungu Sisters Foto por: Hola Magazine
Ese mismo año, Lauren Santo Domingo, la esposa de Andrés Santo Domingo primo de Tatiana, y dos de los herederos de la fortuna de Julio Mario Santo Domingo, fue invitada a The Mochila Project. Se trataba de una iniciativa suya en la que se propuso reunir en Miami a diseñadores internacionales de mayor reconocimiento a nivel global para que intervinieran las mochilas wayuú y crearan una nueva pieza. Desde entonces diseñadores como Carolina Herrera, Oscar de la Renta, Missoni, Valentino, Jil Mendel, tienen sin falta una mochila wayuu en sus colecciones.
Versión de mochila Wayúu por Carolina Herrera, Diane von Furstenberg y Givenchy. Fotos de Moda Operandi
Este fue un verdadero empujón para que los ojos de diseñadores nacionales e internacionales se interesaran en la producción artesanal de tejidos colombiana, generando incluso una serie de discusiones sobre la propiedad intelectual de las mujeres indígenas que las producen. Una disputa que ya ha tenido algunos capítulos en el país y que busca que no se olviden las manos de las mujeres que por generaciones las han tejido en el Cesar y la Guajira donde sobreviven los resguardos indígenas de la comunidad wayúu.
Tejer una mochila, sea en la Sierra Nevada de Santa Marta o en la Alta Guajira toma entre una semana y tres meses de trabajo, de acuerdo a su elaboración. Aunque la variedad de diseños y usos es amplia, se reconocen con facilidad dos tipos, las multicolor de los wayúu y las bicolor de la Sierra Nevada de Santa Marta. Las primeras son elaboradas en crochet y tardan alrededor de 20 días en realizarse. Las arhuacas son hechas con lana de las ovejas de la Sierra y originalmente estaban hechas para cargar agua.
Foto por: Los oficios
En el caso de la Guajira a una mujer wayúu le están pagando en muchos casos $50.000 (casi 12 euros la más sencilla) por un trabajo que puede durar hasta 4 días y que en algunos casos les deja ganancias de $5.000 por mochila. En el caso de la Sierra, un artesano puede durar hasta 3 meses en terminarla trabajando todos los días. Lugares como Pueblo Viejo - César donde las fabrican puede costar apenas $80.000, mientras que en catálogos virtuales alcanza hasta los $320.000 pesos.
Esta realidad planteó la primera polémica en 2014 en la que dos diseñadoras españolas: Stella Rittwagen e Isabel Marant fueron acusadas de robo de propiedad intelectual, al revender las mochilas como parte de sus colecciones. Los argumentos de las diseñadoras tenían una fórmula: comprar las mochilas a los artesanos, inspirarse y traer al mercado de la moda una propuesta refrescante. Proyectos recientes como “Looking for the masters” en 2019 liderado por la diseñadora Paula Mendoza parecen partir de la misma fórmula pero esta vez en busca de la comercialización de saberes y técnicas ancestrales de tejido.
Ver trailer: Looking for the masters - Cultura y misticismo.
En cualquier caso, la remuneración económica y el reconocimiento social que diferencia al artista del artesano sigue siendo desequilibrado. Frente a esto, a nombres como el de Paula Mendoza o las señoritas Santo Domingo, se suman el de mujeres artesanas del norte del país que han llevado objetos como las mochilas wayúu a dar vueltas por todo el mundo.
El caso más reciente fue el de la artesana wayúu Aura Videlina Robles, quien hizo parte de la Feria Mundial Seivedge, una celebración creada por la publicación Seivedge, especializada en el mundo textil y que acumula más de 76.000 lectores. La feria se llevó a cabo del 3 al 5 de septiembre en Bloomsbury, Londres y Aura participó virtualmente junto a 100 artesanos de 52 países.
Fany Iguaran, Cecilia Acosta, Conchita Ospino, Iris Aguilar y Cenaida Pana, maestras artesanas Wayuu. Foto: Betty Martínez Fajardo.
Aura es referente de la tradición artesanal wayúu y fue una de las 10 creadoras de la Federación Nacional de Artesanos Wayúu – Fenarwayuu. En su trayectoria le ha enseñado el oficio a más de 500 mujeres y hoy trabaja impulsando Ayatain, su emprendimiento artesanal en el que trabaja de manera asociativa con artesanas de 7 resguardos distintos.
Las artesanías de mujeres como Aura han llegado tan lejos como las mochilas que hicieron las famosas Santo Domingo y siguen abriendo el mercado de las artesanías con más productos además de las mochilas. Uno de los países que ya conquistaron fue España, a quienes le venden cerca del 30% de su producción; pero también a Inglaterra, hasta donde llegó este año Aura Robles a mostrar su trabajo. Seguro vendrán muchos países más hasta donde llegarán las mujeres wayúu a ser embajadoras de su propio patrimonio.
La gran pregunta es: ¿le pagarán finalmente el derecho intelectual a las tejedoras Wayúu, las creadoras de los diseños ancestrales, que inspiran a todos en el mundo y con los que muchos están haciendo millones?
