Los siete soldados implicados en la violación de una menor Embera de 12 años, que fue violada mientras buscaba guayabas para hacer un jugo, le dieron la cara a la comunidad Embera acompañados del general Zapateiro, jefe del Ejército, quienes fueron hasta Pueblo Rico, lugar donde sucedió todo. Este es el momento en el que Zapateiro le manda saludos a los indígenas en nombre de Duque. Los embera estuvieron lejos de aceptar las disculpas. Además, el discurso del jefe del Ejército tenía todo menos arrepentimiento. Todo el tiempo habla de él, del "glorioso Ejército" e intenta disculpar el comportamiento salvaje de los soldados como "siete linternas que se apagaron". Al final, el presidente llamó al comandante para pedir "pena máxima" a los siete "sinvergüenza".