Según el último censo nacional, el 38% del departamento del Magdalena se encuentra en pobreza multidimensional, es el cuarto departamento más pobre del país. Hubo mejoría en los indicadores de pobreza monetaria, pero todos sabemos los esfuerzos postizos de bajar la línea de referencia para que ese hipopótamo entre por la estrecha rendija del bienestar, a como dé lugar. Acueductos y alcantarillado funcionan mal, incluso en los principales municipios de las provincias: Fundación, Pivijay, Plato, El Banco y Santa Marta.
El departamento sufrió por el desplazamiento forzado, por el contubernio de los gobernantes con los grupos armados que pusieron a disposición de estos recursos de salud y educación, por el testaferrato que acaparó tierra de campesinos que se dedicaban a la agricultura y a la ganadería a lo largo y ancho del departamento y por la pérdida de identidad creciente y un orgullo regional golpeado por la miseria. Los demonios están aquí.
Iván hoy tiene una gran tarea. Iván Velásquez, obviamente. Ha sido invitado por el nuevo Gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, a ser jefe de la comisión por la alta transparencia y la moralidad pública. Velásquez ha sido un luchador de las causas difíciles. Parapolítica en Colombia y corrupción internacional en Guatemala son sus mejores cartas de presentación, llegando a tocar sin temor los hilos del poder, a todos los niveles, si estos se encuentran involucrados en hechos punibles. No ha sido gratis que la fundación Right Livelihood le haya otorgado el considerado nobel alternativo por su lucha contra la corrupción, ha hecho sacrificios personales por investigar y hoy refrendará el obrar político y público del cuarto departamento más pobre. La corrupción grande debe sentir temor, la corrupción pequeña que es la que sustenta a la mayor, hay que empezar a mirarla en los espejos que nos brinda la educación.
El pasado alcalde de Santa Marta, Rafael Martínez fue considerado como el tercer mejor alcalde del país. Es un avance enorme que la gente piense que las cosas se están haciendo bien. “La loca” esa brisa que empuja balones en el estadio de la capital Samaria, hoy trae rumores de cambio. Ojalá el infierno siga reclamando sus demonios.