POR QUÉ NO BUSQUÉ UN LUGAR ENTRE LOS DELEGADOS AL IV CONGRESO NACIONAL DEL PDA?
Empiezo por confesar que en momentos de debilidad, atendiendo las sugerencias de algunos camaradas, exploré la posibilidad de construir una lista de aspirantes regionales por el Cauca, al IV Congreso Nacional del PDA, pero una reunión sostenida el día de ayer, miércoles 4 de marzo en Corinto con entusiasmados jóvenes de las Reservas Campesinas y afiliados al Polo Democrático, a menos de cien metros de una de las fincas hoy ocupadas por las admirables comunidades indígenas, terminó por convencerme que mi decisión, ya anunciada anteriormente era la correcta. No es coherente participar en un Congreso cuyos resultados hoy no son garantía de avances en el camino de la unidad de revolucionarios y demócratas colombianos, unidad que las comunidades reclaman, cuando mi línea de acción política en ese propósito ya está definida.
Para quienes me tengan paciencia, trataré de explicar las razones:
El IV Congreso del Polo, pinta ser un evento tan poco democrático como lo fue el III Congreso, donde en la primera media hora ya se tenía una declaración política acordada en las alturas y unas candidaturas a encabezar lista de senado y candidatura presidencial, que sin desconocer que eran válidas, se impusieron sin atender el reclamo que las minorías hicimos de mayores debates sobre el tema. Igual pasó con la reforma a los estatutos, fácil de imponer cuando muchas fuerzas ya habían sido excluidas del partido y otras voluntariamente se habían retirado en solidaridad con los expulsados sin el debido proceso.
Y es que en dos días de congreso, no es posible discutir tesis. Solamente se va a votar. Y qué es lo que se votará en esta ocasión?
Primero echémosle una mirada a cuales son las fuerzas con opiniones divergentes: una que consciente de nuestra realidad nacional hoy le apuesta al Proceso de Paz, que reconoce la existencia de causas sociales que han alimentado el conflicto colombiano y que por lo tanto saben que el mismo es un conflicto social-armado que urge de una solución política, con compromiso de todas las fuerzas sociales, tendencia que además reconoce la existencia de otras fuerzas de izquierda organizadas como partidos, con o sin personería jurídica, que por sus visiones no caben en el esquema que otras mayorías han intentado “unanimizar” hoy en el Polo, pero que con igual impacto social pueden constituir un Frente de lucha político mucho más amplio de lo que hoy es nuestro Polo Democrático, como en sus inicios se propuso y de hecho alcanzó a serlo.
La otra fuerza, con acogida nacional en el espectro de los demócratas colombianos, acompañada de algunos movimientos liderados por reconocidos caudillos regionales, insiste en apoyar el proceso de paz desde las barreras, insiste que ese problema lo resuelvan entre los que están armados y bajo una concepción bastante reaccionaria, desconoce el vínculo dialéctico entre violencia social y su consecuente componente en las acciones armadas. Pero además consecuentes con esta visión evaden la posibilidad de alianzas con los partidos y movimientos de izquierda que no están en el Polo, no solamente los evaden, sino que también los desconocen y menosprecian cuando en todas sus intervenciones declaran que el Polo somos el “único partido de oposición en Colombia”. Como evidencia de ello, por orden de su figura más reconocida, durante la pasada campaña presidencial, ninguno de sus correligionarios aceptaron compartir tribuna con la candidata a la vicepresidencia Aída Avella por tener el pecado de ser la representante de la Unión Patriótica.
Pero, afortunadamente, las dos fuerzas en contienda al interior del POLO tienen elementos en común. Ambas se declaran anti neoliberales, reclaman espacios democráticos y evidentemente son defensoras de los Derechos Humanos, de las luchas por la libertad de género, anti imperialistas. Aunque frívolamente en ocasiones ceden al primitivo impulso de descalificarse mutuamente, a unos como proclives al santismo y a otras como proclives al uribismo. A esas ligerezas no les paremos bolas.
Una vez expuesto el contexto, que en un escenario realmente democrático ameritaría jugársela por ir al debate apasionado y candente, como nos gusta a los revolucionarios, veamos cual es el elemento que hace el papel de los viejos interiores mata-pasiones, que utilizaron nuestros abuelos.
Primero, cómo es posible que para aspirar a ser candidato al IV Congreso del Polo Democrático Alternativo, se tenga que firmar una declaración bajo la gravedad del juramento, donde se afirme que: “Me comprometo a respaldar a los candidatos a corporaciones públicas y a cargos uninominales, aprobados legítimamente por los órganos de dirección correspondientes”. En donde queda, entonces, la posibilidad libertaria de respaldar a otros un otras candidatos que desde la oposición sean garantes de una política coherente contra el gobierno actual, contra el régimen e inclusive contra el sistema? Cómo puedo firmar tan sectario compromiso, si como lo anuncié en las elecciones parlamentarias del 2014 mi votación por el Polo fue para el Senado y Cámara pero para el Parlamento Andino fue por la Unión Patriótica?
Pero también, podemos asegurar, que quien vaya a este IV Congreso, con tres años de anticipación va a terminar comprometido con una candidatura presidencial, que desde ya niega la posibilidad de acercamientos con los otros partidos de izquierda, como si en ellos no hubiesen personas tan preparadas como nuestro honorable Senador Robledo. Una actitud venguardista que busca perpetrar hegemonismos de manera por demás infantil e irrespetuosa con los potenciales aliados en un proceso que debe ir más allá de lo que hoy son cualquiera de las propuestas de alternativa democrática.
No acepto que en aras de las normas del Estado Social del Derecho Burgués se limite el contenido de emancipación que debe tener toda acción de un revolucionario. Y si mis respetables camaradas del PDA o de la UP no están de acuerdo, pues que me denuncien ante los tribunales del establecimiento por la extravagante figura de la doble militancia.
Segundo, nuestros partidos de izquierda han aprendido de las tradiciones bipartidistas y de sus engendros, la forma de construir “mayorías”: operación avispa; alinear en las listas a líderes sociales honestos, pero ingenuos de las mañanas politiqueras, que puedan atraer votantes para que se convierten en modelos para lucir en listas donde no saldrán electos; descalificación del contendiente; y otras. Todo para que en un Congreso no se discuta, solamente se vote lo que el sanedrín supremo ya definió con lustros de antelación. Que diferencia con los congresos de vieja data que podían durar hasta quince días discutiendo la política y afinando la ideología.
Finalmente DECLARO: MI acción política como afiliado al Polo Democrático Alternativo Alternativo, pero fiel a la ideología Marxista Leninista ya está decidida y en plena marcha, y no va a depender de un congreso donde se pone en juego la lucha por la unidad de la izquierda colombiana. UNIDAD, UNIDAD, UNIDAD sin ambigüedades de frente al camarada de izquierda y en total respaldo a los procesos de paz que tanto reclama la realidad nacional.
Claro está que mis votos serán porque el Polo recobre el rumbo de reconstructor de la unidad de la izquierda con criterio de lucha por el socialismo y el progreso social.
LUIS ERNESTO LÓPEZ RUANO.
Integrante del Comité Ejecutivo Departamental del Cauca
Polo Democrático Alternativo.
