Desde el lunes empezaron a decir que este evento sería privado, que sólo entrarían personas bien desde Bogotá. 1.600 invitados decían vendrían desde el otro lado del páramo. Igual yo me fui con mi familia a ver si podíamos celebrar esta fecha patriótica en el epicentro de la victoria criolla sobre los españoles. No pudimos ni siquiera entrar. Todo estaba custodiado. Nos tocó hacernos en una manguita para ver desde lejos una ceremonia desangelada, aburrida. Nunca habíamos estado tan aburridos un 7 de agosto. De verdad que uno veía las imágenes desde Zipaquirá, la gente recibiendo a Egan y uno si decía, juemadre, allá si que está pasando algo patriótico, acá no, acá solo había politiquería. Egan si es un ídolo real: le cerró la puerta a los políticos y se la abrió al pueblo.
Iván Duque debe dejar de creer que somos tontos. Nosotros en Boyacá somos gente verraca y lo que nos hicieron ayer no lo vamos a olvidar en las próximas elecciones y los vamos a castigar, de eso no cabe duda. Mientras nosotros estábamos así, aguantando fríos, arrumados en una manga:
Los que ganan 50 millones de pesos al mes si estaban cómodos, como se ve en esta foto, en donde se ven tan sonrientes Macias y el ministro Carrasquilla:
No olvidaremos la afrenta, en el Bicentenario nos dejaron aguantando frío, nos volvieron a despreciar. No le creeremos más, señores presidente Duque y Uribe, cuando nos dicen que somos también Colombia. Lo de ayer no lo olvidaremos. Ni un voto más para el uribismo y el Centro Democrático en Boyacá. Al final todos salimos mojados, agripados, todo por querer cumplir con el deber patriótico, el mismo que no parece tener el presidente porque patriotismo es querer al pueblo y no despreciarlo señor presidente.