En uno de estos días estuve canaleando. Por casualidad terminé viendo Caracol, y me encuentro con que nuevamente la música vallenata da origen a otra bionovela del canal. No soy ferviente seguidora de su programación, pero hasta donde recuerdo hace pocos meses que Caracol acababa otro homenaje televisivo a Kaleth Morales, de la misma manera que tiene al aire el respectivo homenaje a Patricia Teherán. Pues bien, la última homenajeada es Consuelo Araujonoguera, la recordada ex ministra que fue asesinada por la guerrilla hace 16 años. En menos de tres meses, por la parrilla televisiva del canal han pasado tres bionovelas, todas vallenatas ¿Cuál es la fijación del canal con el vallenato? ¿Acaso es un intento por complacer a la costa, la zona del país donde la gente ve más tv?
Solo he visto algunos pedazos de la producción. Al respecto, se le abona que tiene buena factura técnica. Los escenarios recrean el ambiente del valle durante los años cincuenta y se nota el trabajo detrás de esta serie o novela.
Sin embargo, como mujer costeña, pienso que el uso de nuestras figuras como gancho para ganar rating ya está rayando en lo abusivo, en lo irrespetuoso. Diomedes Díaz, Kaleth Morales, Joe Arroyo, Rafael Orozco y ahora Consuelo Araujonoguera, apenas son algunos de los personajes que los canales nacionales han usado en la última década como recurso gastado ante su falta de creatividad. No hay que ver el resto de la novela inspirada en la vida de Consuelo Araujonoguera para saber lo que va a pasar con ella.
Todas las bionovelas tienen la misma estructura, sin importar cuan distinta pueda ser una historia de otra: Por lo general en el primer capítulo empiezan con un momento del personaje en su máximo esplendor y de ahí en adelante regresan a contar las penurias de sus primeros años de vida. Por allá en el capítulo 47 le llega la fama y por último termina con un concierto o escena cuya conclusión es que el mismo no murió sino que vivirá por siempre, o al menos, mientras el rating lo permita y salga la bionovela del próximo. Todos los personajes que han sido homenajeados en prime time son pintados como la cenicienta, haciendo un retrato bastante lastimero de lo que en realidad fueron.
Cada bionovela vallenata es la misma historia contada con diferentes actores fingiendo acento costeño. Personalmente pienso que el irrespeto no es solo con la imagen del personaje que se representa sino con los televidentes que aún quedan a la tv nacional. Es casi que un irrespeto a su inteligencia el reciclaje de esta fórmula que ya la está quemando.
El mejor momento de la tv colombiana fue hace dos o tres décadas atrás, cuando historias como Caballo Viejo, En Cuerpo Ajeno o Las Aguas Mansas creaban un ambiente en los hogares que era casi que sagrado. Sin embargo, eso es cosa del pasado. La tv de hoy es como un dinosaurio agonizante que se revuelva en fórmulas quemadas para no sucumbir ante Netflix. Lo peor del caso es que como pintan las cosas aún faltan muchos homenajes más. García Márquez, Carlos Vives y hasta el fallecido Martín Elías -cuyo cadáver aun sin enfriarse- ya están sonando para sus respectivas bionovelas.