Estamos asistiendo, lamentablemente, a una época de cine mediocre, en donde es mucho más fácil satisfacer al cinéfilo de fin de semana con historias de superhéroes.
Así que cuando se presenta un filme de un gran desarrollo intelectual, lo primero que sale a relucir es el rechazo, la crítica sin fundamentos y la falta de interpretación de un público malacostumbrado por los intereses comerciales del presente siglo. Parece ser que ya no se respeta el cine de autor.
El irlandés es una historia que exige un espectador paciente, que se arriesgue a reconocer el lado oscuro de la sociedad estadunidense y que entienda que el componente mafioso no es una tendencia, sino una realidad que también ha afectado a las grandes economías. Scorsese nos lleva al pasado, nos coloca frente a unas verdades a medias que nadie ratifica, pero que él, como gran maestro, si se atreve a reconocer por medio del arte.
Si no le gusta pensar, pues vea otro tipo cine, pero no se ponga a decir que una película es mala por su tiempo de duración.
Creo que El irlandés es una oda a la genialidad de una gran cineasta.