Gregorio Simón Díaz Martínez es magíster en Ingeniería Agroindustrial de la Universidad Nacional Sede Medellín y desde allí se ha dedicado a estudiar los usos de uno de los productos más cultivados en su natal Córdoba: el ñame, un tubérculo que se da principalmente en el Caribe colombiano.
Junto con Juan Felipe Osorno, profesor del Colegio Mayor de Antioquia, llevaron a cabo una investigación que tuvo como punto de partida la harina de ñame, la cual, después de ser cortada, secada, molida y mezclada con agua destilada y glicerol, puede convertirse en plástico.
De igual manera, descubrieron que un compuesto presente en el ñame le permite cambiar de color dependiendo del pH al que esté expuesto. Básicamente, si el plástico del ñame se utiliza para almacenar frutas, se puede saber si están dañadas, cuando este cambia de color.
Esto hace parte de una tendencia que está teniendo cada vez más acogida y es la de producir plástico biodegradable hecho a base de materias primas orgánicas como el plátano, la yuca, las legumbres y demás. Estos se descomponen en un periodo de tiempo bastante más corto que los plásticos convencionales, con lo cual se convierten en una alternativa amigable con el ambiente y útil para disminuir el consumo de plásticos de un solo uso.
Asimismo, sirve para darle un uso práctico al ñame, producto que es muy consumido en la Costa, pero que es más bien desconocido en el resto del país, lo cual genera que no se consuma todo lo que se produce.
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